miércoles, 21 de diciembre de 2016

El cuarenta y uno (Сорок первый)


Primeros años tras la Revolución Bolchevique rusa. Durante la Guerra Civil contra los ejércitos blancos, apoyados por 14 potencias invasoras, una unidad del Ejército Rojo conduce una operación de reconocimiento en los desiertos del Asia centralEn el grupo de soldados va una mujer, María. Ella es una de los mejores francotiradores de la unidad, con cuarenta soldados enemigos abatidos en su haber. Durante la última operación en la que María participa, se hace prisionero al teniente blanco Govorukha. Él podría haberse convertirse en su número cuarenta y uno, pero la situación en que se encuentran ayuda a crear una compleja relación entre los dos enemigos de clase. Historia de amor que convenció al jurado del Festival de Cannes en 1957, que le otorgó a la película un premio especial.

Grigori Chujrai, su director, nació en 1921 en Melitopol (Ucrania) y falleció el año 2001 en Moscú. Fue distinguido como Artista Popular de la URSS en 1981. Cursó estudios de dirección en la Universidad Estatal de Cinematografía Gerasimov, graduándose en 1953. Empezó a trabajar como ayudante de dirección, para pasar en 1955 a trabajar para Mosfilm. Fue en 1956 cuando hizo su debut detrás de las cámaras, dirigiendo su opera prima, el drama bélico ambientado en los años de la revolución, El cuarenta y uno. La cinta conseguiría al año siguiente el Premio Especial en el Festival de Cannes.

En los primeros años de la Guerra Civil Rusa, un destacamento del Ejército Rojo compuesto por veintitrés combatientes liderado por el comisario Evsyukov, retrocede derrotado desde el Mar Caspio hacia las arenas del desierto de Karakum. Entre el grupo sobresale la figura de Maryutka, una francotiradora que ha abatido 38 guardias blancos. Al avistar a un grupo de tres jinetes, Maryutka da muerte a los números 39 y 40. Pero el tercer jinete lograr escapar, aunque más tarde es capturado, aunque Maruytka falla al dispararle: hubiera sido su víctima número 41. El comisario Evsyukov ordena a Maryutka custodiar al prisionero blanco.

Durante la noche, Maryutka lee sus épicos versos sobre la revolución al teniente blanco, que le anima a estudiar para mejorar su escritura. A la mañana siguiente Evsyukov decide enviar en un bote a Maryutka y al prisionero junto con dos combatientes, para llegar al Estado Mayor. Pero el bote es abatido por una tormenta y sólo se salvan la francotiradora y el teniente blanco, que consiguen arribar a tierra. Los cautivos se refugian en una cabaña, donde el teniente enferma y es atendido por Maryutka. Los dos enemigos de clase, la francotiradora roja y el teniente blanco, finalmente se enamoran, aunque tienen tiempo para discutir ante la firmeza de los ideales de Maryutka y el escepticismo del teniente.

Aparentemente pudiera parecer que se trata de un amor burgués, que disuelve la ideología de los que lo sienten, pero no es así. La francotiradora Maryutka tiene claros sus principios y su posición, sus objetivos y la necesidad de no bajar la alerta en la lucha de clases contra sus enemigos. Así que, un día avistan un velero, que piensan que será un barco pesquero. Sin embargo, realmente en él viajan un grupo de soldados blancos. El teniente se da cuenta de ello y corre hacia el barco pidiendo ayuda, y Maryutka no duda en cumplir la orden encomendada por Evsyukov y dar muerte al que, finalmente, se desvela que sigue formando parte de la clase opresora: los sentimientos no pueden evitar que haga lo que cree justo, acabar con el enemigo de la clase obrera número 41.

La película acabamos de publicarla en MOSCOFILMS, aunqe se puede ver también en nuestra página de youtube:




2 comentarios:

Albert-ChrisRenko dijo...

Una buena película en el mejor estilo del cine soviético, basada en la novela homónima de Boris Lavrenyev. Hay que decir que el cine soviético, lejos de los estereotipos que nos han vendido desde la propaganda imperialista sobre el arte soviético en general (que si el Realismo Socialista era una cosa burda inventada por bolcheviques necios sin idea de lo que es el arte, que si el arte estaba excesivamente ideologizado, que si era muy limitado), lo cierto es que el Realismo Socialista respondía perfectamente a la tradición popular y cultural rusa de representar la vida cotidiana en forma sencilla y comprensible, añadiendo ahora los avances de la nueva sociedad en construcción: los esforzados trabajadores, los niños pioneros, los heroicos soldados rojos... No es un mero arte-propaganda, sino la continuación con nuevas ideas de una tradición cultural.

Y en ese arte, digo, había lugar para las historias humanas, igual en la película que nos ocupa como en otra que se comentó en este blog, 'Los amaneceres aquí son apacibles'.

En cambio, el cine ruso actual, incluido el cine bélico (quizás especialmente el cine bélico), con las últimas producciones sobre la Gran Guerra Patriótica, siguen el ejemplo de Hollywood: acción escrupulosamente filmada y muy realista (al estilo de las mejores películas bélicas norteamericanas) pero donde cuesta empatizar con los personajes, que quedan algo desdibujads o presentados de manera demasiado simple.

Supongo que es lo que tiene imitar un estilo que no es el tuyo.

Saludos, camaradas.

JL F dijo...

Camarada,

Así es, como dices. Hoy el cine ruso es imitador de Hollywood porque Rusia hoy ha aceptado y está sumetida al capitalismo puro y duro, y las productoras solo buscan el beneficio económico y no el educativo, político o social. Sucede como en China, donde la cultura occidental (made in USA) se imita en casi todos los ámbitos, lo que supone la consecuencia natural del triunfo del imperialismo norteamericano contra la URSS en los 90 y la toma del poder de los que querían ser multimillonarios como los yankees (en China y en Rusia), imponiéndose su hegemonía (como sucedió en Europa Occidental tras la SGM).

Saludos Rojos

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