viernes, 28 de octubre de 2016

"Tu nombre significa pan, paz, libertad", poema dedicado a Stalin por una trabajadora rumana

El triunfo del Ejercito Rojo en la Segunda Guerra Mundial contra el capitalismo y el nacimiento de la República Popular Rumana provocaron una ola de entusiasmo entre los trabajadores rumanos, que se entregaron a la transformación de la sociedad y a construir el Socialismo.

Scanteia, 4 de diciembre de 1949
En aquellos años el diario Scanteia (La chispa), periódico del Partido de los Trabajadores Rumanos (PMR), nombre adoptado entonces por el Partido Comunista tras la alianza con el resto de partidos democráticos, publicó muchas de las muestras de aquella euforia de la clase trabajadora, emancipada y dispuesta a participar en la dirección y el avance hacia el comunismo de su país.

El siguiente poema fue publicado el 4 de diciembre de 1949, y muestra el agradecimiento de una trabajara textil rumana, en representación de los trabajadores rumanos, en especial de las mujeres, a sus hermanos y hermanos soviéticos, que abrieron el camino en octubre de 1917 para la liberación de los trabajadores de todo el mundo y, por ende, al hombre que encarnaba y representaba tanto sus esfuerzos como su victoria, y cuyo nombre, como afirma la autora, la obrera Petra Dițu, significó para millones de obreros y campesinos rumanos "pan, paz y libertad".

TU NOMBRE SIGNIFICA PAN, PAZ, LIBERTAD
(Petra Duțu, trabajadora textil)

Mi amor es demasiado grande
"Por la paz", obra del rumano Jules Perahim, de 1950,  que representa
el afecto de los trabajadores de todo el mundo a la
Union Soviética y a Stalin
para que entre en una pequeña carta.
Un manojo de mi amor, algunas líneas,
palabras latentes bajo millones de ideas.

Para que todo lo que yo siento entre en un escrito
me harían falta gigantescas fábricas de papel,
libros enormes, que no cabrían en decenas ni en miles de bibliotecas.

¿Hablarte sobre el pasado?
Es demasiado negro, como tú sabes.
Ha dejado huellas profundas, caras crispadas,
no se pueden olvidar fácilmente, aunque estén curadas hoy.

Como yo, mucho han sufrido millones de mujeres
hasta la llegada del día de la alegría.
El gran júbilo que nos trajo tu ejército
que nos ofreció el Partido,
conquistando la libertad sobre los muros de las cárceles derribadas.
Nos lo dio tu lucha al frente de millones de trabajadores,
camarada Stalin.

Camarada Stalin,
para mí tu nombre significa
pan, paz, libertad
significa el futuro de mis hijos.
¿Te escribo sobre mí,
sobre la mujer que no ha sabido de libros
de la mujer que ha vivido pisoteada?

No; hoy te escribo sobre la mujer nueva, combativa,
sobre la mujer trabajadora, invencible,
que maneja la manivela, el arma
con la que supera la producción planificada.
Y los hechos crecen, la victoria se alza,
forjando para mi república, con mi trabajo, 
una nueva vida.

Mis actos, mi felicidad,
la patria, el partido, la libertad,
tú me enseñaste a amarlos,
a defenderlos, a honrarlos.

Camarada Stalin,
con motivo de tus 70 años de lucha
te envío esta carta.
La he llenado con mi reconocimiento,
con el amor de una madre que combate
por la victoria de la paz entre los pueblos.

La traducción es de Un Vallekano en Rumania (VKR)

domingo, 23 de octubre de 2016

Mapa figurativo del Bucarest de finales de los setenta

El "Mapa figurativo de Bucarest" del que hablamos en esta entrada nos muestra los principales edificios y lugares de interés de la capital rumana en la época de su realización, que, según los monumentos que aparecen representados, debe de ser la de los inicios de la Republica Socialista de Rumania, en los años 70, tras la construcción del Hotel Intercontinental, en 1971, pero antes de la construcción de la Casa del Pueblo, que no aparece en el mapa, y que se empezó a elevar en 1983.

Imagini pentru bucurest socialistaSea como fuere, el mapa nos muestra todos los puntos reseñables de la capital de la República Socialista Rumana, incluyendo algunas de las principales fábricas de la capital, que el comunismo había convertido en base importante del desarrollo de la nación (y que hoy son en su mayoría solo ruinas), y de las que tanto el partido como los propios trabajadores estaban orgullosos. Ademas, se marcan  los barrios que habían sido convertidos recientemente en lugares de residencia, modernos y con todos los servicios necesarios, dentro del plan de vivienda socialista que persiguió desde el principio garantizar a todos los trabajadores una vivienda digna y accesible con acceso a todas las necesidades básicas: alimentación, cultura, trabajo, deporte y ocio.

Tambien aparecen los centros deportivos, actividad bien cuidada por el Socialismo rumano como parte integral del desarrollo del trabajador, además de los monumentos históricos del centro de Bucarest. Como se puede apreciar, los edificios y lugares reseñados son todos civiles, y no aparece ninguna torre de iglesia, tradicional símbolo de la explotación de la burguesía, que, en todo caso, deben interesar solamente a los creyentes, y no ser financiados ni publicitados por el estado (es decir, se trata de un mapa laico).

Aunque se trate de un mapa ya antiguo, puede servir todavía de guía a los interesados en visitar Bucarest y, especialmente, a los que quieran rescatar la Rumania de antes del golpe de estado de diciembre de 1989. La estructura de la ciudad sigue siendo hoy prácticamente la misma, con la diferencia de que de la mayoría de las fábricas socialistas solo quedan escombros, de que las infraestructuras y los servicios están bastante peor cuidados ,y de que, sobre todo, un elemento esencial del paisaje de la Rumania capitalista sean los pensionistas mendigando en las calles o que existan cientos de hombres viviendo en las alcantarillas (ambas cosas impensables en la Rumania Socialista, igual que el mismo concepto de desempleo o que más de tres millones de rumanos hayan huido del país para poder tener un trabajo, después de la destrucción de 4 de los 8 millones de puestos de trabajo existentes en 1989).

Pulsar en la imagen para ampliar.

Los edificios y lugares que aparecen en la leyenda son los siguientes:

1-Comité Central del Partido Comunista, Consejo de Estado y Sala Palatului (lugar que se utilizaria despues como lugar de reunion de la Gran Asamblea Nacional).
2-Consejo de Ministros (gobierno)
3-Gran Asamblea Nacional (antiguo Palacio de la Patriarquia ortodoxa, utilizado tras la instauracion de la R.P.R. como parlamento)
4-Universidad de Bucarest
5-Teatro Nacional
6-Television Rumana
7-Casa Scantei (edificio regalado por el gobierno sovietico similar al de la Universidad Lomonosov de Moscu)
8-Opera rumana
9-Circo estatal
10-Museo de Historia de la Republica Socialista de Rumania
11-Museo de Historia del Partido Comunista Rumano y del movimiento revolucionario y democratico de Rumania.
12-Museo Enescu
13-Corte Vieja (antiguo Palacio de los domnitores de Valaquia)
14-Arco del triunfo
15-Monumento de los heroes de la lucha por la libertad del pueblo y la patria y por el Socialismo 16-Monumento a los heroes de la patria
17-Museo de los pueblos de Rumania
18-Aeropuerto Baneasa
19-Gara de Nord (estacion central de ferrocarril)
20-Ministerio de Transportes (Palacio CFR)
21-Fabrica de Confeccion y Tricotaje "Bucaresti"
22-Fabrica "Republica"
23-Fabrica "23 de agosto"
24-Fabrica "Automatica"
25-Hospital Fundeni
26-Hospital de neurocirujia "Gheorghe Marinescu"
27-Centro Comercial "Unirea"
28-Centro Comercial "Obor" y mercado Obor
29-Recinto de Exposiciones "Scanteia"
30-Hotel Dorobanti
31-Hotel Intercontinental
32-Parque Cismigiu
33-Sala de deportes Floreasca
34-Sala Polivalente deportiva del Parque Tineretuli (de la Juventud)
35 a-Estadio del Dinamo de Bucarest
35 b-Estadio Nacional "23 de agosto"
35 c-Estadio "Republica"
36 a- Nuevo barrio residencial de Drumul Taberei
36 b- Nuevo barrio residencial de Soseaua Giurgului
36 c- Nuevo barrio residencial de Berceni
36 d- Nuevo barrio residencial de Balta Alba
36 e- Nuevo barrio residencial de Colentina Pantelimon

Por ultimo, y para completar la visión de la Bucarest de finales de los años 70, a continuación se podrá ver un video con imágenes de la ciudad, con algunos de los edificios que aparecen en el mapa:

viernes, 21 de octubre de 2016

Discurso de Alexander Batov, representante del Komsomol (b) en la reunión de la juventud comunista en Grecia

El siguiente discurso fue pronunciado por Alexander Batov, representante del Komsomol (bolchevique),  de la Juventud Revolucionaria Rusa (b), las juventudes del Partido Comunista Obrero Ruso,, en el seminario que reunió a la juventud comunista en Grecia el pasado 23 de septiembre, con el tema "Compartiendo experiencias de lucha contra la barbarie capitalista. El papel de la vanguardia".

!Estimados compañeros!

Les damos las gracias, en primer lugar, por la invitación al seminario. Este
es un evento importante para nosotros.

Nos gustaría compartir con ustedes nuestras experiencias y opiniones acerca de la situación en Rusia. Algunas organizaciones comunistas de Europa tienen una concepción errónea al pensar que la Rusia burguesa moderna tiene algo que ver con la Unión Soviética, que el presidente Putin está inmerso en una lucha anti-imperialista contra los EE.UU. y la Unión Europea,

De hecho, Rusia tiene algunas contradicciones con otros países, pero mucho más en común: comparten sistema económico, el capitalismo.

En Rusia hay un proceso de política anticomunista. Aunque es verdad que las autoridades rusas no han destruido demasiados monumentos soviéticos, en el plano ideológico si que han desplegado una campaña anticomunista masiva. Lo vemos en las películas financiadas por el estado, en los libros, los medios de comunicación. Donde la propaganda anticomunista directa es ineficaz, se utilizan otros métodos. Por ejemplo, debido a una actitud generalmente positiva hacia Stalin en la sociedad rusa, la propaganda burguesa lo presenta como a un monarca, un nacionalista ruso, un hombre religioso, etc. Nuestra organización intenta llevar a cabo diferentes acciones para dejar al descubierto las descaradas mentiras.

 Por ejemplo, los activistas de la Unión de Juventudes Comunistas, en Leningrado y otras ciudades, realizan campañas de pegada de carteles en el transporte público con citas reales de Stalin. También proponemos una campaña contra el cambio de nombre de las estaciones de metro, llamadas así en honor de los activistas bolcheviques.

Pero la burguesía sigue avanzando sin pausa. Este año en San Petersburgo, el Ministro de Cultura de Rusia, Vladimir Medinsky. del partido gobernante Rusia Unida, inauguró una placa en memoria del presidente de Finlandia, Carl Mannerheim, cómplice de Hitler, que ordenó a las tropas finlandesas llevar a cabo un bloqueo de Leningrado, por su zona norte, que mató a millones de ciudadanos soviéticos.

Al mismo tiempo, mientras las autoridades en términos generales cada año celebran el Día de la Victoria el 9 de mayo, la esencia de la Segunda Guerra Mundial, su carácter de clase, el papel del Socialismo y el Partido Comunista para vencer al fascismo, son completamente ignorados y censurados.

En los últimos años, en especial debido a los deseos del capital ruso, se utilizan activamente los símbolos soviéticos para alcanzar sus objetivos de política interna e internacional. Esto está bien ilustrado por la preparación del Festival Mundial de la Juventud y de los Estudiantes que se celebrará en Rusia en octubre de 2017. El Comité Nacional Preparatorio de Rusia está dominado por los estudiantes progobierno y otras organizaciones anticomunistas, mientras que el Konsomol (b) es la única organización de Rusia que aboga por la naturaleza progresista del festival, y lucha contra los intentos del gobierno y de la burguesía de tranformarlo en un escaparate del imperialismo ruso. El gobierno tiene la intención de que el evento promueva las ideas de "colaboración de clases" y "un mundo multipolar", con el objetivo de que la juventud rusa consolide el régimen capitalista que sufrimos, así como para servir a los intereses de política exterior de la oligarquia capitalista. .

En general, las condiciones de la lucha de clases en Rusia son duras, sobre todo después de las recientes elecciones parlamentarias. El nuevo parlamento ha girado todavía más hacia la derecha, se ha vuelto más reaccionario, tras obtener el partido gobernante una nueva mayoría.

El poder está elaborando activamente nuevas leyes represivas, que en el futuro podrían afectar a nuestro partido. Sin embargo, nosotros, los comunistas, no tenemos ninguna intención de abandonar abandonar la lucha.

!Vamos a luchar contra el régimen burgués cualquiera sean las condiciones!

Atenas, 23 de Septiembre de 2016

jueves, 20 de octubre de 2016

Tres hermanos rumanos en las Brigadas Internacionales

Se puede decir que el caso de los hermanos Minor es el único en la historia de las Brigadas Internacionales, junto con el de los daneses, Herald, Kay y Aage Nielsen, en el que tres hermanos, miembros de una misma familia, lo dejaron todo en su país para marchar a España a combatir el fascismo. Todo un ejemplo de solidaridad internacionalista para la indiferente, desmovilizada e individualista juventud actual por parte de unos jóvenes comunistas que no dudaron en viajar a más de 3000 kilómetros de su familia para luchar contra la amenaza a la humanidad que era y es el fascismo.

Los rumanos Danila, Alexandru y Iosif Minor nacieron en una familia minera, en la zona montañosa de Hunedoara, y desde su juventud tuvieron una actividad sindical y política dentro de los movimientos comunistas.

Su padre, Iosif Minor, fue un minero de la región de Lupeni y Vulcan, y junto a su mujer Iuliana, llevaron una vida difícil llena de privaciones. Tuvieron 8 hijos (siete varones y una niña), y el primero de ellos cayó en los combates de la Primera Guerra Mundial, en la que fueron obligados a participar millones de trabajadores para defender los intereses de las diferentes oligarquías locales.

La infancia de los hermanos se desarrollaría entre vagonetas de carbón que desfilaban continuamente frente a sus ojos curiosos de niño. Allí serían testigos de una de las primeras huelgas masivas de la historia de Rumania: la huelga minera de 1920 de Lupeni, envuelta en el espíritu revolucionario que agitaba a la clase obrera internacional tras el triunfo reciente de la Revolución Bolchevique en Rusia.

En 1925, su padre, después de 30 años de penurias en su trabajo, es obligado a jubilarse debido a una enfermedad, trasladándose la familia al corazón de Transilvania, la ciudad de Targu Mures, con una pensión que apenas la da para sobrevivir a él y su familia. Los hijos se encuadran rápidamente en las filas de diferentes movimientos revolucionarios, participando en las clases clandestinas desarrolladas por las juventudes comunistas o los sindicatos donde se estudia, se debate y se leen las obras fundamentales para la emancipación de los trabajadores.

En Targu Mures, los hermanos participan en las huelgas y otros actos de agitación realizados como respuesta ante la creciente represión al movimiento obrero por las fuerzas de seguridad rumanas, como el ataque a la residencia estudiantil de Timisoara por parte de la policía en 1929. Trabajan en diferentes fábricas de la localidad, y el hermano pequeño, Danila, sería arrestado en dos ocasiones tras convertirse en miembro de la UTC (Unión de Jóvenes Comunistas).

Imagini pentru brigadistas rumanos
Grupo de brigadistas internacionales rumanos
en España
En 1930, los tres hermanos que acabarían jugándose la vida por la libertad del pueblo español contra el fascismo, se trasladan a Bucarest, tras la prohibición en 1929 de los Sindicatos Unidos y perder el trabajo en Targu Mures. Allí se instalan en el barrio obrero de Tonola, donde las condiciones de vida eran insalubres e insanas, como las de todos los trabajadores rumanos hasta la proclamación de la República Popular en 1948.

Tras el golpe de estado fascista contra el gobierno de la República en España, y el estallido de la Guerra Civil, denunciada por el Partido Comunista de Rumania como una "guerra nacional-revolucionaria", llevando a cabo campañas constantes de apoyo y solidaridad con el pueblo español, los tres hermanos Minor intensifican su actividad militante, participando en las organizaciones juveniles comunistas.

Entre 1937 y 1938 los tres manifestarán su interés de viajar a España a luchar contra el fascismo que, como se vio poco más tarde, no era solo un peligro local para los pueblos españoles, sino para toda Europa, también para Rumania (en la que el terror de la Guardia de Hierro estaba ya extendido en el país y el rey Carol II a punto de instaurar una dictadura real con el gobierno del genocida Mariscal Antonescu, pelele, como Franco, de Hitler y Mussolini).

Lo curioso es que ninguno de los tres hermanos supo que los otros dos también iban a ir a luchar a España, hasta que se reencontraron tras su regreso a Rumania, una vez derrotado el gobierno fascista del rey Mihai I y el Mariscal Antonescu e instaurada la República Popular Rumana.

El primero en llegar a España fue Alexandru. Como había realizado, como sus hermanos, el servicio militar en Rumania, todos en batallones disciplinarios por sus actividades dentro del movimiento obrero, fue enviado nada más llegar a París a la primera linea del frente. Durante la primavera de 1938, las fuerzas fascistas asaltaban, con su fiereza propia de bestias, los territorios republicanos del frente de Aragón y Levante.  En este contexto, llegará Alexandru a primera línea, donde participará en la defensa de Lleida, encuadrado en la Brigada XIII, y en los combates del frente de Levante. Allí seria herido y trasladado al hospital de Vich, donde sería atendido por otro voluntario rumano, el doctor Iancu.

El segundo en llegar fue Danila que, después de estar un tiempo trabajando en las instalaciones ferroviarias en Craiova, ciudad del sur de Rumania, volvió a Bucarest para solicitar su envío a España. Allí sería encuadrado, teniendo experiencia con el uso de ametralladoras, en el Batallón Divisionario, y enviado al Delta del Ebro, a la localidad de Tortosa. En los combates Danila caería herido por un obús, y sería enviado urgentemente al hospital donde estaba su hermano Alexandru. El mismo cuenta que: "fue grande mi sorpresa cuando, tras los primeros auxilios, vi a mi hermano en otra camilla cercana, herido en otro frente. Nuestra alegría fue inmensa".

Foto de la familia Minor
El tercer hermano, Iosif Minor, llegaría un poco más tarde a España, y la emergencia de la situación hace que, apenas sin perder tiempo alguno, sea enviado a Sierra Caballs, en el frente del Ebro.  Sin embargo, pronto es reubicado al servicio de vigilancia de los prisioneros fascistas que, como el mismo escribíó, "no solo caían en nuestras manos en los combates, sino que se entregaban hambrientos y harapientos, desmoralizados y presos del terror por los propios actos de los suyos".

Tras la retirada de las Brigadas Internacionales, en octubre de 1938, los dos hermanos Alexandru y Danila fueron evacuados tras abrirse la frontera francesa, donde, como describe triste el segundo, "nos recibieron para ser encerrados en un campo de concentración".

El tercero de los hermanos, Iosif, permanecería en España hasta la derrota final, como muchos otros brigadistas internacionales que se negaron a dejar de luchar contra el fascismo, encuadrándose en el Ejército Republicano. Finalmente, terminó, como sus hermanos, en los campos de concentración que la "democracia" francesa había preparado para los antifascistas que habían luchado en España.

Les esperaba un largo camino para volver a casa. luchando en las filas de la resistencia francesa antifascista, como sucediera con el resto de los brigadistas rumanos que sobrevivieron a la Guerra Civil en España: seguir luchando contra los nazis y los colaboracionistas en Francia o en las filas del Ejército Rojo hasta la liberación de Rumania y la derrota final del fascismo en 1945.

Los datos sobre los hermanos Minor se han extraido del libro "Voluntari romani in Spania" (Voluntarios rumanos en España), editado en Bucarest por el Instituto de Estudios Históricos y Sociopolíticos del Comité Central del Partido Comunista de Rumania, en 1971.

lunes, 17 de octubre de 2016

"Una victoria": un cuento de Istvan Nagy sobre la emulación socialista

István Nagy nació en febrero de 1904, en la localidad de Cluj,  entonces capital de la Transilvania del Imperio Austrohúngaro. Su lengua materna, pués, es el húngaro. Su familia vivía en condiciones miserables, como la mayoría de los trabajadores de esa época en todo el mundo. Su padre moriría en la guerra interimperialista de 1914, la Primera Guerra Mundial.

Quedando huérfano de padre a los 10 años, Nagy empezó muy pronto a trabajar como carpintero, viviendo en sus propias carnes las precarias condiciones del proletariado de la época interbélica. Después trabajaría también en los astilleros del Danubio, en Galati y Braila. 

Ya desde el año 1919 es activo en el movimiento obrero, formando parte del Partido Socialdemócrata y, después, en 1931, del Partido Comunista de Rumanía. Dentro de sus filas, llevó a cabo una intensa actividad clandestina, siendo arrestado en varias ocasiones..

Tras la toma del poder por la clase trabajadora rumana, Istvan Nagy se puso al frente de los escritores magiares de Rumanía, militando por la creación de un frente unido de escritores en torno al partido, para fomentar y crear literatura socialista. En sus obras se convierte en un ferviente defensor de la fraternidad entre las diferentes nacionalidades de Rumania, y de la lucha contra el nacionalismo y el racismo.

Entre 1950-53 fue rector de la Universidad Bolyai de Cluj (de enseñanza en lengua húngara). Además de su labor de escritor, sigue desarrollando su actividad política, tanto a través de la literatura como formando parte de la Gran Asamblea Nacional. Moriría el 24 de abril de 1977, en su ciudad natal.

Uno de sus textos más conocidos es el titulado "Una victoria", que fue incluído por Miguel Angel Asturias tras su visita a Rumania como parte de su  Antología de la prosa rumana, publicado a finales de los sesenta. En el cuento Nagy trata el tema de la emulación socialista, a la que Lenin daba tanta importancia, porque, según sus palabras, "Hay que deshacer a toda costa el viejo prejuicio absurdo, salvaje, infame y odioso, según el cual solo las llamadas «clases superiores», solo los ricos o los que han pasado por la escuela de los ricos, pueden administrar el Estado, dirigir, en el terreno de la organización, la construcción de la sociedad socialista".

Como también exponía Lenin, en su artículo "¿Cómo debe organizarse la emulación?", la prensa burguesa nunca cejó de atacar a la economia socialista, y también lo hizo con lo que se llamó emulación socialista, base de la toma de control de la clase obrera de la gestión de las fábricas y del propio estado. A veces, la propaganda capitalista la describía como la imposición de la dictadura comunista a los trabajadores, obligados a competir por la cruel tiranía roja, y otras se hablaba, por el contrario, de que los obreros soviéticos no tenían el menos interés de esforzarse en producir más.

Sin embargo, como explicó bien Lenin, "Lejos de apagar la emulación, el socialismo, por el contrario, crea por vez primera, la posibilidad de aplicarla en escala verdaderamente amplia, verdaderamente masiva , crea la posibilidad de hacer realmente que la mayoría de los trabajadores entren en la liza de una actividad que les permita manifestarse en todo su valor, desarrollar sus capacidades, revelar los talentos que en el pueblo forman un manantial inagotable y que el capitalismo pisoteaba, oprimía y ahogaba por miles y millones", y termina afirmando que, "nuestra tarea, hoy con un Gobierno socialista en el poder, es organizar la emulación".

Esas palabras fueron escritas por Lenin justo después del triunfo de la Revolución, de la toma del poder por el pueblo trabajador, lo que señala la importancia que tiene el control obrero de la producción, la participación activa de este en todo el proceso.

"¡Obreros y campesinos, trabajadores y explotados! ¡La tierra, los bancos y las fábricas son propiedad de todo el pueblo! Empezad a llevar vosotros mismos la contabilidad y el control de la producción y distribución de los productos; ¡ese es el único camino hacia la victoria del socialismo, la garantía de su victoria, la garantía de la victoria sobre toda explotación, sombre toda miseria y necesidad! Porque en Rusia bastara trigo, hierro, madera, lana, algodón y lino suficientes para todos, con tal de que se distribuyan bien el trabajo y los productos, con tal de que se establezca un control de todo el pueblo, un control eficaz y practico de esta distribución; con tal de que se venza, no solo en la política, sino también en la vida económica de todos los días, a los enemigos del pueblo: a los ricos y a sus paniaguados y luego a los pillos, parásitos y maleantes".

Organizar la emulación socialista es la forma de que el obrero pueda prescindir totalmente de pillos y de patronos, los dos principales enemigos del socialismo.

En el cuento de Istvan Nagy que presentamos se describe esta lucha, ese esfuerzo de los obreros, en este caso rumanos, para superarse a sí mismos con el fin de mejorar la vida de todos. Por supuesto, la transición no fue fácil, y algunos obreros tampoco entendían esa emulación, algunas veces asimilada como competencia individual, similar a la de los regímenes dominados por la burguesía, donde el obrero esta excluido totalmente de todo control.

Al contrario, como deja entrever Nagy, la verdadera emulación socialista consiste en la competencia contra uno mismo, jamás contra el camarada, en la lucha desde lo personal por el éxito colectivo. Pensar en esa emulación como una competición individual es producto tanto de la propaganda burguesa llegada desde fuera de los países socialistas como de los restos de la burguesía que quedaban por erradicarse durante la construcción del socialismo (mantenida en la cultura, en la ideología y visión del mundo de muchos burgueses e, incluso obreros, o en la concepción del derecho) y por eso ya sentenciaba Marx, en la carta que escribió en 1852 a J. Weydemeyer, que: "En cuanto a mí, no me cabe el mérito de haber descubierto ni la existencia de las clases en la sociedad moderna ni su lucha entre sí. Mucho antes que yo, algunos historiadores burgueses habían expuesto el desarrollo histórico de esta lucha de las clases y algunos economistas burgueses la anatomía económica de éstas. Lo nuevo que yo he aportado ha sido demostrar: 1) que la existencia de las clases sólo va unida a determinadas fases históricas de desarrollo de la producción; 2) que la lucha de clases conduce necesariamente a la dictadura del proletariado; 3) que esta dictadura no constituye de por sí más que el tránsito hacia la abolición de todas las clases y hacia una sociedad sin clases".

Esa dictadura del proletariado es necesaria para acabar, limpiar, desmontar todos esos restos de la burguesía que no pueden eliminarse automáticamente, y supone un proceso duro, contradictorio y largo, pues, como también explicó Lenin, "La burguesía tiene sus razones para hacer tentativas de restauración, porque después de su derrocamiento sigue siendo, durante mucho tiempo todavía, más fuerte que el proletariado que la derrocó (...) La pequeña producción engendra capitalismo y burguesía constantemente, cada día, cada hora, de modo espontáneo y en masa. Esto ocurre también con una parte de la clase obrera y una parte de los miembros del Partido. Tanto entre los proletarios como entre los funcionarios de los organismos oficiales hay quienes incurren en el estilo de vida burgués" (citado por Stalin, en Cuestiones de Leninismo, IV, La dictadura del proletariado)

De ahí la necesidad de la emulación socialista, para hacer participe a los trabajadores de su importancia tanto en la fábrica, como en el campo, como en las decisiones políticas; de ahí la necesidad de la alerta revolucionaria constante, tal y como entendió a la perfección Mao Tse Tung al poner en marcha la Revolución Cultural y al buscar continuamente cómo llevar a la practica una dictadura del proletoriado más eficaz después del triunfo de los restos de la burguesía, convertida en élite del partido, en la Unión Soviética y su triunfo, como si se tratara de piezas de dominó, en casi todo el campo socialista (menos China, Albania y Corea). En definitiva, para terminar con palabras de Lenin en su llamado a la emulación socialista,

"Esta es una verdad que los obreros y los campesinos han de tener muy presente. Deben comprender que hoy todo radica en la práctica, que ha llegado precisamente el momento histórico en que la teoría se trasforma en práctica, se vivifica por la práctica, se corrige por la práctica, se comprueba por la práctica, y en que son particularmente exactas las palabras de Marx de que «cada paso de movimiento real vale más que una docena de programas»; toda acción que tiende prácticamente a parar los pies de un modo efectivo a los ricos y a los pillos, a limitar sus posibilidades, a someterlos a una contabilidad y a un control rigurosos, vale mucho más que una docena de admirables disertaciones sobre el socialismo, porque «la teoría es gris amigo mío, pero el árbol de la vida es eternamente verde» (Palabras de Mefistófeles, en Fausto de J. W. Goethe)

Hay que organizar la emulación entre los organizadores prácticos obreros y campesinos. Hay que combatir toda tendencia a crear formas estereotipadas y a establecer la uniformidad desde arriba, a lo que son tan aficionados los intelectuales. Las formas estereotipadas y la uniformidad establecida desde arriba no tienen nada que ver con el centralismo democrático y socialista. La unidad en los problemas fundamentales, cardinales, esenciales, lejos de verse perjudicada, está asegurada por la variedad en los detalles, en las particularidades locales, en las formas de abordar la práctica, en los modos de aplicación del control, en los métodos de exterminar a los parásitos (los ricos y los pillos, lo haraganes y los intelectuales histéricos, etc., etc.) y de hacerlos inofensivos".

***


Istvan Nagy, Una victoria

Entremos allí.

Al llegar, una tromba de polvo resinoso, amarillento, de sabor amargo nos envuelve, como si estuviéramos en un molino. Telas de arañas grises cuelgan del techo. Todo parece envejecido, gris. Desde los basamentos de las máquinas pintadas de negro, hasta los rayos del sol que se filtran por los vidrios de las ventanas con rejas. Un polvo blancuzco enharina a los obreros inclinados sobre sus máquinas, pero no son molineros, son carpinteros, y no es grano lo que ellos desmenuzan, sino madera con la que alimentan sus máquinas. Ellas devoran cada día el equivalente de una pequeña floresta de pinares y suministran las tablas que, bien trabajadas, se transformarán en marcos de ventanas, de puertas, que sólo tendrán que ser ajustadas y encoladas en los talleres vecinos.


El contramaestre Mihaylks, el abuelo Mihaylks, como lo llaman familiarmente, es el guardián y el protector titular de las máquinas, la nodriza, le dicen los obreros. Se le ve ir de una a otra, aguzando el oído para controlar los ruidos cambiantes. Conoce el significado de la menor variación en cada motor y percibe en seguida cuál está siendo forzado. Es el responsable de nueve máquinas. Piensa en ellas aun de noche, temiendo sin cesar que pueda sucederles algo. Conoce el punto débil de cada motor. El resorte que debe ser reemplazado, la correa de transmisión que hay que componer o acortar.

Defiende sus máquinas y sería capaz de pelear por ellas. Podría llegar al crimen por una garlopa mellada.

Aparte de sus máquinas, el abuelo Mihaylks es un hombre bonachón. En las reuniones apenas si se oye su voz. En su casa nunca regaña a sus hijos y nunca los castiga. Pero en lo que toca a sus máquinas es implacable. No tolera que las maltraten. Quisiera ver salir de las garlopas mecánicas tablas tan lisas que ya no necesitaran pulimiento, que de inmediato pudieran ser pintadas y barnizadas. Cuánta economía de tiempo y papel esmerilado, a condición, desde luego, que el abuelo Mihaylks realizara su sueño.

¿Pero qué sucede con esas desdichadas tablas? Basta que un cribador o un aserrador descuidado, llegado de afuera, ponga sus zapatos llenos de arena sobre alguna de ellas, para que ya en la máquina la madera melle la cuchilla. Sin contar con los entorpecimientos causados por la guerra. Hace cuatro años que terminó en esa región, pero aún hoy se sienten sus consecuencias. Cuando se empieza a cepillar o aserrar una pieza de madera sin defecto aparente, de pronto el acero del cepillo lanza una chispa, o la hoja de la cuchilla se rompe, debido a una astilla de granada o un pedacito de plomo incrustado en la madera: esos bárbaros hitlerianos cribaban de balas los árboles durante su retirada.

Mihaylks previene constantemente a los aserradores:

—¡Ojo, ojo, Peter Kese... cuidado con las balas!

Hace las mismas recomendaciones a los manipuladores, pero éstos no son cuidadosos, además no tienen tiempo de examinar y de sacudir bien la madera destinada a las máquinas, dado que los aserradores, Peter Kese sobre todo, trabajan a un ritmo cada vez más endiablado y apenas si los manipuladores pueden seguirlos.

Pero, además, ¿por qué tanta prisa? De todos modos nunca alcanzarán a vencer al equipo de Dezso Balint. Desde que ese Balint, con su aire tranquilo, imaginó ese aparato de dibujo, su equipo está a la cabeza de todas las emulaciones. Construyó un tablero, una especie de mesa provista de un bastidor móvil alrededor de un eje, y en ese bastidor fijó doce cuchillas de acero. Basta un simple movimiento de brazo para que el instrumento marque de una sola vez, sobre el marco de la ventana, el lugar de dos muescas y dos espigas. Antes había que dibujar esas marcas con lápiz, de tal modo que la nueva invención permite ganar mucho tiempo, sin contar la economía de lápiz, a lo que se agrega que el trabajo es mucho más preciso. El obrero que antes tenía que hacer este trabajo, ahora se puede emplear en la perforadora número 2.

Desde entonces el banderín rojo de los ganadores en la campaña de emulación socialista flota encima de la cabeza de Balint. Fijado sobre un travesaño, luce en medio de un torbellino de polvo, o mejor dicho luciría, porque el polvo de las aserradoras lo ha recubierto. Hora tras hora se va poniendo blanco, pero Balint lo sacude también hora tras hora, y lo limpia del aserrín que se va depositado encima, y de nuevo el banderín rojo flamea a los ojos de los obreros, que cortan los troncos y transportan la madera aserrada en tablas. Es a la vez una advertencia estimulante, que les recuerda que están en la cola de la competencia. En verdad, los equipos que trabajan en las perforadoras, en las escopladoras y en los "chassis" han sido citados en los diarios como sobresalientes en el trabajo por pieza. Y su paga se ha acrecido. Dezso Balint tuvo también una prima importante e invitó a todo su equipo a festejar el acontecimiento. Desde entonces se ha moderado un poco el tren de producción, porque llegan fácilmente a utilizar toda la cantidad de material que le está asignado, mientras que el grupo de los aserradores y los obreros auxiliares se desloman tratando de alcanzarlos. Aunque el trabajo está juiciosamente repartido, no consiguen inventar algo que les permita mejorar su rendimiento. Para hacerlos rabiar, Egyed Joska tiene el maligno placer de cantarles de tanto en tanto:

—Qué quieren hacerle, muchachos, para eso se necesita seso, y eso es lo que les falta.

Cuando lo oyen, los aserradores se ponen furiosos. ¡Pobre Peter Kese! Antes de la invención de Balint pasaba por ser el mejor obrero del taller. Conocía su oficio y ahora tiene que soportar tal afrenta. "Esperen, ya van a ver...", dice, y se le ven temblar los músculos de su cara flaca y angulosa, pero no agrega una palabra más. Sus compañeros hacen lo mismo que él y se apresuran uno tras otro en una persecución silenciosa. Quisieran poder sepultar el tablero de Balint bajo un montón de tablas y de planchas. Hacen, en su trabajo, todo lo que es humanamente posible. El primer hombre del equipo viene a la carrera hacia la aserradora circular, con un largo madero sobre la espalda, como una minúscula hormiga llevando un fósforo. Con un gesto preciso, el segundo hombre, Peter Kese, toma el madero por un extremo y lo corta en seis trozos de igual longitud, que caen con un ruido sordo sobre el piso de hormigón. El hombrecito que los transporta arriesga a cada instante la mano entre las pedazos que caen. Pero ese hombre pequeñito, que para tener aire más viril se ha dejado crecer un bigote de gato, es rápido como un hurón y sin desfallecer un instante recoge los tacos al vuelo y los lleva a la carrera a la segunda aserradora, máquina que los corta a lo largo. El que maneja la segunda aserradora, está hundido en el aserrín hasta media pierna. Su gorra, sus espaldas, sus cejas enmarañadas, todo está cubierto de una espesa capa de polvo. Éste es el que da más trabajo al abuelo Mihaylks: masacra, destroza literalmente las sierras. El disco de la sierra que la velocidad hace casi invisible se detiene frecuentemente, y cada vez la correa resinosa patina sobre el eje humeante. Un quinto hombre transporta las tablas a la devastadora de Borza Janos y regresa apresuradamente a la sierra. El aserrín llena sus zapatos. Le penetra por boca y narices. Estornuda violentamente, pero no tiene tiempo de sonarse. Las dos primeras máquinas vomitan sobre él sus piezas de madera. La tercera empuja las suyas, y el montón sube sin cesar. Y Peter Kese le grita:

—¡Mueve tus piernas, hermano! Dentro de poco no se te va a ver, bajo el montón de material.

Un vozarrón resuena en el amplio espacio del taller. Los hombres de Balint guiñan el ojo. Ellos no necesitan apurarse ni que los apuren. Entre ellos todo marcha como sobre ruedas. Su tarea es tanto más fácil cuanto que no están enceguecidos por el aserrín y la viruta, como el recogedor de la cepilladora. Este pobre hombre inútilmente se baja la visera de la gorra sobre los ojos y se abotona la camisa hasta el mentón. Las pequeñas astillas de la madera, mezcladas al polvo, se introducen por el cuello cerrado, se le deslizan por el pecho, se le acumulan en la cintura y le carcomen la piel como una sarna. Y le llegan algunas veces hasta la boca.


Los cilindros de la cepilladora lanzan sin cesar tablas de igual espesor. Si no se sacaran a tiempo de la pila que forman, ésta se desmoronaría sobre las piezas que van saliendo. La máquina se detendría. El motor se pondría a golpear y en seguida el abuelo Mihaylks correría blasfemando hasta perforar los tímpanos.

—¿Qué hacen, asesinos? ¡No tienen piedad de esa pobre máquina! ¡Creen que ella no siente! Si arruinan ese motor, los mato.

Gritaba mucho menos en otro tiempo. Ellos tampoco se preocupaban cuando las máquinas se paraban. A veces las descomponían ellos mismos, para poder descansar un cuartito de hora, que aprovechaban para fumar un cigarrillo en los watter, mientras el mecánico, echando maldiciones, tenía que aceitar los cojinetes recalentados.Después de todo sólo recuperaban un poco de la plusvalía que la casa Binder e hijos les trampeaba.


Hoy, al entrar a la sala de máquinas, la mirada es atraída por un aviso en grandes letras: "Participamos en la EMULACIÓN SOCIALISTA".

Los recogedores corrían de una máquina a otra. Cuando una esquirla se incrustaba en la palma de su mano, no se entretenían como antes en sacarla despaciosamente con la punta de su cortaplumas. A menos que la esquirla hubiera penetrado en la carne viva, ellos esperaban la pausa de mediodía o bien de la noche, soportando pacientemente el dolor. No tenían tiempo. Estaban empeñados en ese concurso y todos sabían lo que eso quería decir. Peter Kese les había ya explicado bien de qué se trataba.

Peter Kese pasó sus vacaciones en Sovata, y lo que cuenta de Sovata y los alrededores es increíble. Allí el pueblo laborioso se baña en el lago. No como en el tiempo de los señores, en que sólo las mujeres de los fabricantes y otros haraganes de la misma especie se zambullían. Las cuatro semanas que Kese pasó en Sovata fue un encantamiento que sobrepasa todo lo que se pueda imaginar. Es una antesala del mañana, explica Peter Kese, regocijándose.

Pero Samor Borza se complace en molestarlo. Quién sabe si el año que viene Balint no te desaloje también del lago de Sovata...

—A mí, jamás..., exclama Kese, y una oleada de sangre colorea su cara pálida.

Mientras habla, ha empujado un madero bajo la cuchilla con tal violencia que el abuelo Mihaylks viene a toda carrera con los brazos al cielo.

—¡No vayas a estropear tu máquina, Peter! Si la correa se rompe es una catástrofe. ¡Qué gente, Dios mío, qué gente!

La competencia dura ya dos semanas, sin que el equipe de Kese hubiera conseguido sobrepasar al equipo de Balint, hecho invencible por el famoso aparato de dibujar. Sólo una innovación permitiría superarlo, ¿pero cuál? Esa idea obsesiona a Peter Kese de día y de noche, pero inútilmente inspecciona con la mirada ansiosa el taller y las máquinas. Nada se le ocurre. Lee en las caras extenuadas de sus compañeros, y calcula por su propia fatiga, que no podrán seguir mucho tiempo en ese ritmo. Tampoco las máquinas resistirían. Y sin embargo Peter Kese se obstina en querer tentar lo imposible.

Cuando se acerca el mediodía, Denes Kiss, el hombrecito de bigotes de gato, corre con su carga de madera sobre la espalda, y de pronto se lleva la manos a los ojos titubeando como, un borracho:

—¡Socorro!, compañero Borza. ¡Tengo algo en el ojo, no veo nada!

—Ahora sí que la competencia está perdida, gruñe Borza, dejando su máquina.

Lleva a Kiss cerca de una ventana, se limpia bien las manos, saca un pañuelo, lo sacude, retuerce una punta y empieza a explorar el ojo de Kiss, éste parpadea y las lágrimas corren por sus mejillas, dejando huellas en el polvo que las cubre.

—Y bien, ¿qué hacen allí?, dice con impaciencia Feri Beke, que espera frente a su cepilladora.

Tiene las sienes blancas, aun cuando está limpio, pero lo siguen llamando Feri, y el abuelo Mihaylks lo llama "Mi pequeño Feri". Volviéndose a los dos hombres chilla:

—No tengo nada que echarle a mi máquina, Janos. Con una mano empuña encolerizado la manivela y con la otra desembriaga el motor. Y se va a trabajar a la desgastadora.

Arrancándose del montón de desechos de madera, su ayudante aprovecha para tomar aliento. Se sacude el aserrín acumulado en su cintura y, juntando un montón de viruta, se deja caer encima.

Por el momento no hay nada que hacer. El trabajo está organizado en tal forma que si uno de ellos se para, todas las máquinas se inmovilizan. Borza empleó más de un cuarto de hora para extraer del ojo de Kiss una minúscula astilla de madera. Mientras tanto el equipo de Balint tuvo también que detenerse por falta de material, mientras que los maderos se amontonaban cerca de la sierra de Kese, quien a su vez se vio obligado a parar su máquina hasta que llegaran a sacar la madera aserrada que lo estorbaba. Maldecía y juraba. Cuántas veces él había reclamado al sindicato la necesidad de proporcionarles anteojos protectores a los obreros. Volvería a dirigirse a la directiva sindical, y si era necesario a la regional del partido para que se tomaran las medidas indispensables. ¿Cómo podría llamarse a eso una emulación socialista? 

Sus refunfuños se perdían en el ruido de las máquinas que retomaron su ritmo. Hasta tarde en la noche, en que se logró recuperar el retardo provocado por el accidente.

Al día
 siguiente, los hombres de Kese, descansados y más decididos aún, retomaron el trabajo con la esperanza de poder ganarle el primer lugar al equipo de Balint. Al cabo de una media hora tres cepilladoras tuvieron sus cuchillas dañadas por esquirlas de piedras traidoramente incrustadas en la madera. Borza hubiera querido seguir, pero el abuelo Mihaylks detuvo el motor.

—¿Hubieras tenido el coraje de trabajar con una cuchilla mellada? ¿A ti no te importa que los "chassis" salgan de nuestras manos con dos burletes gruesos como dos morcillas? No, no, muchachos, no sólo ustedes cuentan. También yo tomo parte en la emulación. Y recordando lo que había oído en las sesiones, agregó con tono sentencioso: ¡Ustedes jamás piensan en la calidad, compañeros!

Se empleó una media hora en reemplazar las cuchillas deterioradas, y durante ese tiempo nuevamente se detuvo todo el taller. Se engrasaban los cojinetes aunque no hubiera necesidad. Joska Egied aprovechó este respiro para reclamar a los aserradores por su falta de cuidado en el control y cepillado de las tablas.

Peter Kese se mordía los labios. Sabía bien que era a él a quien se dirigían esos reclamos, pero si se hubieran puesto a buscar granos de arena con una lupa, esto haría que perdiera más terreno su equipo frente al de Balint, lo que le alejaría la posibilidad de poder reconquistar el ansiado banderín. Tenía que conquistarlo aunque fuera a costa de su vida. Si no lo lograba esta semana, lo que ya parecía imposible, la semana siguiente tendría que inventar algo a cualquier precio.

Durante la pausa de mediodía, observó con inquietud que los hombres de Balint concertaban algo en voz baja. Quizás preparan alguna otra innovación, se dijo. Así lo hicieron cuando el invento del aparato de dibujar. Sin duda, Balint está imaginando una nueva innovación.

Encaramados sobre los troncos, el equipo de Balint estaba reunido a su alrededor. Sin duda hablaba de una innovación a sus hombres, mientras comía como siempre tomates o pepinos, pues era vegetariano. Pero esta vez la innovación que imaginaba Balint iba destinada a las aserradoras. Balint había visto la víspera una película soviética en la que el carbón de las minas era transportado con la ayuda de un especie de transportador móvil. Esa idea, ¿por qué no iba a ser aplicable a sus máquinas? Habría que instalar un deslizador delante de las aserradoras. Las piezas de madera se encaminarían en esa forma, de la primera sierra circular a la primera cepilladora, sin ninguna operación manual, lo que permitiría liberar de una vez cuatro hombres. Uno de éstos podría entonces emplearse en la desvastadora, mientras que los otros limpiarían los troncos de la arena. En esta forma se evitaría mellar las sierras y por lo tanto no habría paros en el trabajo, ni las astillas de madera saltarían a los ojos de los trabajadores, provocando menos accidentes. De un golpe, el sueño del abuelo Mihaylks se encontraría realizado, pues ya no serían deterioradas, sus sierras.

—Su sueño, seguramente, retrucó Marton Hiedeg, un obrero largo como un día sin pan, que trabajaba en la escopladora. Pero no hay que olvidar, agregó, que con esa innovación el equipo de Kese tomará tal avance que pronto seremos sobrepasados y ni el mismo Dios podrá vencerlos. Y diciendo esto sus ojos se tornaron amenazantes.

—No hay que olvidar, tampoco, que la bandera de la emulación la perderíamos, adujo Karoly Sos.

—¿Para qué romperse la cabeza, compañero Balint?, exclamó con buen humor Joska Egyed, al que por la forma de su cara le llamaban "cabeza de tártaro". Si usted les construye ese deslizador, ellos nos van a llevar por delante, y ya tenemos bastante trabajo para mantenernos en el primer lugar con las perforadores.

—No se preocupen, yo inventaré alguna otra cosa para nuestro equipo, dijo Balint, en tono conciliador, mientras mordía una mitad de tomate, saboreado por él como el más delicioso pedazo de carne asada.

Lanzó en seguida una mirada de soslayo hacia el equipo de Peter Kese y exclamó:

—¡Pobres, miren en qué estado están! ¡No se les puede dejar así! Sin contar con que están muy atrás nuestro. Sí, ya tengo hecho el dibujo para ellos.

—Mejor sería comenzar por hacer uno para nosotros y después ocuparse de ellos, reclamó Egyed.

Balint lo miró irritado.

—Quieres discutir a todo precio, dijo Balint levantándose. Hay que pensar, además, que nosotros mismos nos hacemos daño si no los ayudamos.

Sin esperar más, se apeó del tronco donde estaba sentado y balanceando su pesado cuerpo se dirigió por entre los trozos de madera hacia donde estaban Peter Kese y sus compañeros. Sentados a la sombra sobre una gran pila, como si lo hubieran hecho adrede, todos comían salchichones cortándolos con sus navajas en gruesas rodajas.

Balint se detuvo frente a Kese y viéndolo comer así le aconsejó:

—Deberías agregarle un poco de cebolla a tu salchichón.

—Dejamos el forraje para los rumiantes, replicó Kese con aire de burla.

Balint, como todo vegetariano, estaba acostumbrado a estas bromas pesadas y no se disgustó. Luego, se puso a explicar tranquilamente el proyecto que había concebido. Era de una simplicidad que a cualquiera hubiera dejado estupefacto y, al enunciar la idea del deslizador, hizo que los aserradores abrieran enormes ojos y que se quedaron paralizados con los cuchillos en el aire, olvidándose de cortar o tragar el salchichón. El rostro pálido de Kese se enrojeció. Inmediatamente había comprendido las ventajas del proyecto, pero lo ahogaba la idea de que a ninguno de ellos se le hubiera ocurrido aquella solución y se preguntaba si todos estaban, en verdad, desprovistos a tal punto de inteligencia y que sólo Balint era capaz de inventar cosas. Será nuevamente de él de quien hablarán los periódicos y una vez más será él el que embolsará la prima, un pobre diablo que no vive más que de tomates y pepinos, mientras que sus tres hijos comen carne todos los días. Lo mordía la envidia. Una luz alumbró sus ojos grises y a pesar de eso exclamó:

—Su innovación viene muy tarde, compañero Balint. Y como requiriendo la aprobación de los trabajadores de su equipo continuó: Hace mucho tiempo que nosotros habíamos pensado en un dispositivo igual, y justamente esta noche pensábamos hablar de ese asunto al director del taller y al abuelo Mihaylks.

Balint palideció. Escrutó las caras embadurnadas de polvo y aserrín. Ante su asombro y sus miradas confundidas, comprendió que Kese mentía descaradamente. Esperó un momento a que los obreros desaprobaran lo dicho por aquel impostor, porque la verdad, le repugnaba tener que ser él mismo quien defendiera su idea. No le gustaba discutir y menos cuando la discusión podía degenerar en una disputa seria. Tironeaba maquinalmente su blusón, pues la verdad es que no tenía condiciones de orador.

Si es así, dijo desalentado, me alegro que hayan tenido ustedes la misma idea. Después de todo no se trata de nada trascendental, sino de una simple deslizadora. Lo que urge es que ustedes pongan manos a la obra, y en lo que les pueda ayudar cuenten conmigo.

—Nosotros podemos arreglarnos solos, interrumpió Kese, con voz ronca, en la que se adivinaba una secreta aprehensión.

Balint ya no tuvo más qué decir, quedóse un instante indeciso y después se retiró sin prisa.

Los aserradores rodearon a Kese, mirándole con reproche.

—¿Fuiste tú en verdad quien tuvo primero esa idea?, le preguntaron.

Kese, que un momento antes estaba casi arrepentido de su audacia, se sintió picado en lo vivo por la desconfianza de sus compañeros y respondió con brusquedad:

—¿Y por qué no podía yo tenerla? ¡Vaya una cosa! Todos sabemos que es necesario cambiar nuestras máquinas, esta noche nos quedaremos trabajando y mañana tendremos los deslizadores instalados.

Janos Borza observó incrédulo:

—Si es así ¿por qué nunca nos habías hablado antes de esa idea? y diciendo esto terminó de limpiar el cuchillo para deslizarlo en su bolsa,

—Yo quería hablarles precisamente hoy..., respondió Kese, mirando hacia el equipo de Balint, donde discutían acaloradamente.

Balint había referido a sus compañeros la acogida que acababa de hacerle Kese, y ese era el motivo de la discusión entre ellos. Se negaban a creer que Kese fuera capaz de inventar algo y trataban a Balint de gallina mojada, reprochándole el que se hubiera dejado ganar la partida sin decir nada. Bien se ve que se alimenta de verduras, que tiene sangre de nabos en las venas.
Balint recibía los reproches sin contestar. Se decía a sí mismo que en su cabeza bullían muchas ideas y que por eso no debía alarmarse de que la gente le robara alguna y se vistiera de méritos con ella. ¿De qué le serviría a Kese haber hecho aquello? Balint meditaba en ese momento un gran proyecto, estaba imaginando una máquina universal para el trabajo de la madera, máquina que ejecutaría sucesivamente todas las operaciones: corte y cepillado de las tablas, perforaciones, montaje y pulido de los chassis. En su casa pasaba la mayor parte del tiempo dedicado al estudio y preparación de su proyecto y que llegara el día en que la industria del país estuviera más avanzada, para poder echar fuera todas las viejas máquinas. Ese día, él realizaría su plan. ¿Por qué ponerse a hacerle la guerra a Meter Kese? La única curiosidad era saber ¿cómo iba a realizar la deslizadora?

Kese buscó al abuelo Mihaylks para exponerle la idea y pedirle su ayuda. Él mismo no era un obrero calificado, además le faltaba experiencia en esa materia. El abuelo Mihaylks lo escuchó atentamente. Las puntas brillantes de cinco capuchones de lápices salían del bolsillo de su blusón como si ellos también escucharan. El mecánica que había en Mihaylks despertó y, lanzando la gorra al suelo, exclamó:

¡Qué idea feliz Peter, que gran idea! Vamos enseguida a ponerla en práctica. Déjeme hacer a mí. Lo esencial en todo esto es la idea, lo demás viene solo. En ese mismo momento se pusieron manos a la obra y trabajaron toda la noche. Kese no esperaba que Balint vinera a pasar la noche con ellos. Al principio éste se conformó con verlos trabajar, esperando que le pidieran consejo. Pero en seguida no pudo soportar y empezó a hacerles sugestiones a cuales más útiles. A la mañana siguiente todas las máquinas estaban ya conectadas con deslizadores y no formaban sino una sola cadena, una sola máquina. Los obreros quedaron disponibles, uno fue destinado para ayudar a Borza en la desvastadora, en tanto que otro, provisto de un cepillo metálico, se encargó de sacudir los granos de arena que ponen en peligro las sierras y de inspeccionar cuidadosamente cada pieza de madera a fin de ver que no tuvieran esquirlas de piedra. Sobre las deslizadoras la madera corría que daba gusto. Los obreros de los talleres vecinos vinieron a admirar la maravilla. El comité de la fábrica fue convocado para esa misma noche a una reunión, en la que iba a entregar a Kese el banderín de la emulación.

El abuelo Mihaylks no acababa de felicitar y estrujar la mano de Kese. Lo que más le halagaba, es que con aquella invención se había cumplido su sueño, que las tablas que salían de las máquinas fueran nítidas y pulidas como un espejo. Pero aparte del abuelo Mihaylks, ningún otro de los obreros del taller felicitó a Kese, ni siquiera los de su propio equipo. Las felicitaciones no le habrían dado satisfacción, dado que él tenía sobre su conciencia el peso de que la invención no era suya, tuvo el mismo sentimiento que cuando niño iba al examen de fin de año con los zapatos de tacones altos de su madre, para no llegar a la escuela descalzo frente a sus compañeros que iban todos bien calzados.

Su remordimiento e inquietudes aumentaron al ir llegando la noche. Se presentaron algunos reporteros para entrevistarlo y fotografiarlo; Kese se ocultaba tras de una pila de tablas y no se atrevía a mostrarse a los obreros que llegaban de otros talleres a ver su invento. El sudor bañaba su frente, cada vez más abundante y más frío. Sentía cólera contra Balint. ¿Por qué se dejó robar la idea, ese hombre? Y no se explicaba porqué, para colmar la medida, Balint había venido a darle una mano en la construcción de la deslizadora. ¿Lo haría por hacer méritos? ¿Por demostrar a los otros que él no es como todos, que para él lo importante era el triunfo y mejoramiento del taller, del país, y lo demás no contaba?

"¿Seré yo capaz de hacer otro tanto? Sería yo capaz de dejarle a Balint el lugar de preferencia?", se preguntaba, y se contestaba con cólera: "No, yo no sería capaz, por nada de este mundo".

Resueltamente salió de su escondite, apartó a los obreros que lo buscaban y se dirigió directamente al presidente del comité de la usina, que estaba reunido con los otros miembros. Se recoge las mangas del chaleco roído y le llama desde la puerta:

—Compañero Kadar, le dijo, quiero pedirle una cosa: que no pronuncie mi nombre en esta reunión, o bien, caso que lo pronunciara, que sea para decir que yo no soy más que un ladrón. Me marcho y no volverán ustedes a oír hablar de mí.

Sandor Kadar no podía crer lo que oía, al escuchar a Kese que, venciéndose a sí mismo, revelaba esta desagradable historia.

—A buena hora viene usted. Cómo vamos a salir de ésta, hemos anunciado su nombre en todas partes, y el comité regional ya está enterado.

—Si es así, hay que rectificar compañero Kadar, hay que rectificar aunque yo me rompa la cabeza, gritó Peter Kese.

—Eso no, alzó la voz a su turno Kadar. No dejaríamos que usted se rompiera la cabeza. Felizmente que usted rectificó a tiempo, déjeme ahora. Vamos a la reunión. Nos están esperando.

Y diciendo esto, Kadar salió con paso decidido. Montó sobre una pila de troncos y reunió con un gesto a los obreros que esperaban que se declarara abierta la reunión y después de un breve preámbulo, abordó él así el asunto.

—Compañeros, dijo levantando la voz, debo anunciar a ustedes que Peter Kese ha desmentido hace un momento la noticia según la cual era el el autor de la innovación en las aserradoras. Él simplemente ayudó a la realización. La idea inicial —y Kadar tendió el brazo hacia los obreros mudos de asombro— la idea fundamental pertenece a Dezso Balint. Pero el honor de esta nueva realización no le corresponde solo a él, sino a lodos los de la sala de máquinas. Cada uno se esforzó en la obra, unos atrajeron a otros y es así como la idea de Balint pudo dar sus frutos. En efecto, el principal mérito corresponde a nuestro Partido, que lucha porque nosotros podamos gozar de plena libertad en innovaciones como ésta.

Los aplausos entusiastas de los obreros cubrieron estas palabras. Kadar continuó hablando unos momentos, en tanto que en la cabeza de Peter Kese todo se confundía. Estaba allí con la cara inclinada, el aire sombrío, sin moverse de la entrada del taller, pues no se había dado cuenta que la reunión acababa de terminar.

Bruscamente salió de su postración al ver delante suyo a Balint que lo abrazaba calurosamente, en tanto sus compañeros de la sala de máquinas le tomaban las manos. Todos tenían las caras alegres, los ojos amigos y le dirigían palabras alentadoras. El más entusiasta era Joska Egyed. Apartando a los otros y tomando la mano de Kese gritó alegremente:

—¡Qué gran tipo Peter, lo que acabas de hacer vale tanto como la victoria del compañero Balint!

miércoles, 12 de octubre de 2016

Los amanereces son aquí más apacibles (una película-homenaje a la lucha de las mujeres soviéticas contra el fascismo)

La historia de esta película soviética nos sitúa en Karelia, en la frontera entre Finlandia y Rusia, en
Imagini pentru los amaneceres aqui son apacibles1941. En una diminuta aldea situada en la retaguardia de un tranquilo sector del frente, el Sargento Mayor Vaskov recibe el encargo de establecer una posición de batería antiaérea. Poco después, y ante la sorpresa de Vaskov, el mando de la zona le envía un pelotón de mujeres que serán las encargadas de servir los cañones antiaéreos. Pese a las reticencias iniciales del sargento, pronto la camaradería ira surgiendo entre el y sus subordinadas, cuyas historias personales se irán poniendo gradualmente de manifiesto. Un día, la idílica tranquilidad del frente se ve alterada cuando una de las mujeres descubre en el bosque la presencia de dos paracaidistas alemanes, lo que hará que Vaskov, junto con cinco de sus combatientes, salgan en su búsqueda.

Los amaneceres son aquí más apacibles supuso la adaptación cinematográfica del libro homónimo del escritor soviético Boris Vasiliev, autor de varias novelas bélicas inspiradas en los hechos acaecidos durante la guerra contra el invasor alemán. Tras su estreno, la película tuvo una buena acogida en la URSS e incluso llegó a ser nominada para el Oscar a la mejor película extranjera en la edición de 1973.

La obra de Vasíliev narra cómo un brigada y seis muchachas de la artillería antiaérea lograron detener a un grupo de saboteadores fascistas, y “está dedicada al heroísmo de la juventud soviética en los años de la Gran Guerra Patria”.

El libro y la película describen de forma muy humana la participación de las mujeres, de igual a igual, en la lucha por la defensa del socialismo, en paralelo a la integración de esta en la sociedad con lo mismos derechos que el hombre.

Los amaneceres son aqui más apacibles constituye una magnífica muestra del cine bélico soviético en lo que a calidad artística se refiere. Una película que conmemora la lucha de las heroínas soviéticas por la defensa del socialismo contra las tropas nazi-fascistas, mostrando mujeres de carne y hueso, que a pesar de la dureza de la guerra demuestran una gran humanidad.



lunes, 10 de octubre de 2016

Soviets en España. El Levantamiento Armado de Octubre contra el Fascismo (de Harry Gannes) - Tercera Parte-

Del 5 al 18 de octubre de 1934 tuvo lugar el levantamiento armado que se conoce en el mundo entero como la Revolución de Asturias o, tal y como titula la obra que ahora traducimos Harry Gannes, los "Soviets en España". Aprovechando estas fechas en las que se recuerda el ejemplo dado por los trabajadores asturianos, socialistas, comunistas y anarquistas, publicamos la tercera parte de la traducción al castellano de "Soviets en España, el levantamiento armado de octubre contra el Fascismo", del comunista norteamericano Harry Gannes, que queremos sirva de homenaje a la lucha heroica de la clase obrera y campesina contra el fascismo durante aquellos quince días de octubre en Asturias, pero también a toda lucha de los trabajadores, en cualquier lugar y en cualquier época, por un mundo sin explotación del hombre por el hombre y por la construcción del Socialismo.

Harry Gannes (1900 – 1941), fue un periodista norteamericano editor del diario Daily Worker en los años 30. Fue uno de los fundadores de la Liga de Jóvenes Comunistas, de la que sería también Secretario General. Visitó China durante algunos años en tiempo de la revolución, relato que contaría en su libro When China Unites An Interpretive History Of The Chinese Revolution, en 1937; igualmente dedicaría gran parte de su trabajo a denunciar el movimiento de No Intervención creado por las potencias capitalistas, Inglaterra y Francia, para beneficio de los rebeldes fascistas y sus sostendedores y amos, Alemania e Italia, y que dejó a la España Republicana aislada internacionalmente, con el único apoyo efectivo de la Unión Soviética. Con respecto a esto último, Cuestionatelotodo, con la colaboración del camarada Sade, tradujo recientemente al español su obra Cómo ayuda la Unión Soviética a España.

Por su gran interés, empezamos a traducir también otro de sus principales escritos: Soviets in Spain. The October Armed Uprising Againgst Fascism (Soviets en España: el levantamiento armado de octubre contra el fascismo), editado por Workers Library Publishers en 1935, que hasta ahora nunca había sido publicado en español.

En este caso, el bueno de Gannes describe ante el mundo la conocida como Revolución de Asturias, de Octubre de 1934, donde por primera vez desde el triunfo de la Revolución Soviética y el fracaso de las Repúblicas de los Consejos de Hungria, Baviera y Eslovaquia, inmediatamente después de la Primera Guerra Mundial, el Poder de los Soviets se proclamó, aunque fuera temporalmente, en un país de Europa.

Sobre la trascendencia de la Revolución de Asturias, escribe Gannes:

"Durante 15 días los obreros y campesinos de Asturias tuvieron el poder. Fueron 15 días de lucha permanente, sin tregua, para el Ejército Rojo. Sin embargo, ello no fue óbice para que la Comuna estableciera su aparato de gobierno, decretara la propiedad de la tierra de los campesinos que la trabajaban, requisara alimentos y provisiones para las masas trabajadoras y el Ejército Rojo, estableciera su propia prensa, ocupara las grandes industrias y las destinara a la fabricación de armas para los combates revolucionarios, y confiscara el mayor banco de Oviedo, incautándose de 15 millones de pesetas, que se gastaron en comida, ropa y vivienda para los desempleados, así como para subvenir a las necesidades de la guerra contra el régimen fascista"

Como se ha dicho, con esta tercera parte damos por finalizada la traducción de esta importante obra, por su valor emotivo e histórico; las tres partes se pueden leer en los siguientes links:



Los traductores, José Luis Forneo y Camarada Sade


SOVIETS EN ESPAÑA: LA INSURRECCIÓN ARMADA DE OCTUBRE CONTRA EL FASCISMO (III)


IV

Aún no se han extraído todas las lecciones de la insurrección armada en España debido a la gran extensión del movimiento y a una información, dispersa y poco concreta, sometida a la férrea censura fascista. Sin embargo, las enseñanzas principales y decisivas, las causas fundamentales del fracaso, los responsables de la traición y las deficiencias más notables, están claros.

Imagini pentru revolucion de asturias
Manifestación de mineros, Mieres, 1934
Prestemos atención, en primer lugar, a las palabras del dirigente socialista Indalecio Prieto, quien, con Largo Caballero, compartió la dirección de la huelga general y la lucha armada en Madrid. Caballero fue detenido y está actualmente en prisión. Prieto, tras la derrota, pudo escapar a París.   

Le Petit Journal le entrevistó en París el 31 de octubre: “¿A qué atribuye el estancamiento del movimiento revolucionario, si representa verdaderamente la opinión de la mayoría?”, le preguntaron. Su respuesta fue: “En primer lugar, a la rapidez y violencia de la represión. En segundo lugar, a los insuficientes refuerzos procedentes del campesinado, debido a la derrota que había sufrido en su huelga general. Y en tercer lugar, a la obstinación de algunos elementos sindicalistas y anarquistas.”[1]

Aunque todo esto es verdad, no es toda la verdad. Nadie puede negar que la execrable traición de los jefes anarquistas representó una puñalada por la espalda para la insurrección armada.

La primera explicación que da Prieto de la derrota oculta no la debilidad del proletariado ante la ferocidad del fascismo, sino el fracaso de los dirigentes socialistas a la hora de preparar adecuadamente y con antelación la insurrección armada, su renuencia al frente unido hasta poco antes del levantamiento, su fe en la acción de pequeños grupos en lugar de la lucha armada de masas y, sobre todo, sus vacilaciones para plantear a la clase obrera la cuestión de los soviets como órganos de poder.

El segundo argumento de Prieto también pasa por alto muchas cosas importantes. El fracaso de la huelga en el campo, que debilitó las fuerzas campesinas en la lucha, se debió a la mala dirección de los socialistas. En especial, no propusieron la cuestión de la toma de la tierra por los campesinos, una consigna que habría producido gran efecto, no sólo para atraerlos a la insurrección armada, sino también en el ejército, compuesto principalmente por sus propios hijos.


Críticas confirmadas

Citaremos a Prieto de nuevo en respuesta a otra pregunta, al ser en este punto donde hace algo de autocrítica, confirmando plenamente las críticas comunistas a los dirigentes del Partido Socialista desde la proclamación de la República en 1931. En la República, los socialistas han desempeñado un papel dominante, llenando a las masas de ilusiones democráticas sobre la solución de sus problemas en colaboración con la burguesía.

“¿Cómo explica”, le preguntaron a Prieto, “el descontento en España y el éxito de Gil Robles [líder fascista] en las últimas elecciones?”

Prieto respondió: “Precisamente por la política de derechas del régimen de izquierdas.  Este gobierno, nacido con la República y creado por ella, se convirtió en el baluarte de los adversarios de la República. Es cierto que el gobierno de izquierdas en España llevó a cabo la política de la derecha antes que Lerroux y Samper. En este periodo de agonía del capitalismo, la burguesía española ni siquiera pudo llevar adelante la revolución democrática burguesa.
Es esta desilusión de las masas con la República que tanto anhelaban lo que explica la victoria de Gil Robles.”

El régimen de izquierdas a que se refiere Prieto, que aplicó una política de derechas, es, por supuesto, el régimen de los dirigentes socialistas con los republicanos de izquierdas.


El análisis comunista

Poco después de la derrota de la lucha revolucionaria en España, el Partido Comunista analizó las causas del fracaso. Enumeramos a continuación los principales puntos de su análisis:

1. Los preparativos políticos y organizativos de la revolución fueron insuficientes. Su programa no se dio a conocer a la totalidad de las masas trabajadoras. No se tuvo en cuenta que la revolución no se hace; se organiza.

2. No se atrajo a los campesinos a la lucha revolucionaria. Es ésta, igualmente, la causa de que el ejército, formado mayoritariamente por campesinos,  no se pusiera del lado de la revolución.

3. El problema del poder, cuestión fundamental de toda revolución, no se planteó con claridad ante los obreros y campesinos. Las masas desconocían los órganos del poder, los soviets, cómo debían funcionar, cómo y dónde debían organizarse.

Imagini pentru revolucion de asturias
Pacto CNT-UGT, Asturias 1934
4. En el corazón mismo de la dirección socialista, junto a auténticos revolucionarios prestos a cualquier sacrificio, había elementos que no escondían su hostilidad a la revolución.

5. La huelga general no se inició antes de que se formara el gobierno de Lerroux y Gil Robles, lo que dejó la iniciativa en manos del enemigo.

6. La iniciativa de la lucha por la independencia nacional de Cataluña se dejó en manos de la vacilante y traicionera burguesía, representada por Companys. Para obtener la victoria, la revolución, en todas sus formas, debe estar bajo la dirección del proletariado.

7. La monstruosa traición y deslealtad de los jefes anarquistas fue el peor de todos los golpes y los mostró, tal y como el marxismo los ha descrito siempre, como enemigos de la revolución proletaria, del lado del fascismo en las barricadas levantadas durante los combates en España.


Los anarquistas sabotearon la lucha

La actuación de los anarquistas en España en los combates decisivos contra el fascismo demostró de nuevo lo acertado de la crítica realizada históricamente por el marxismo de toda la teoría y táctica anarquista.

En ningún otro momento de la historia del anarquismo sus dirigentes y sus ideas básicas habían sido tan gravosos para los trabajadores como en España, lo cual se debió no tanto a los errores tácticos de los anarquistas españoles en esta situación concreta, cuanto a la concepción global del anarquismo con respecto a la lucha de clases. En España el daño fue tan enorme porque los anarquistas capitaneaban a 1.000.000 de trabajadores y sus jefes pusieron en práctica sus concepciones contrarrevolucionarias justo cuando los obreros se estaban sumando a la lucha armada contra el fascismo.

Nada expresa con mayor claridad el carácter traicionero de las concepciones anarquistas que sus comentarios públicos cuando una serie de comunistas españoles fueron enviados a colonias penales en África. Tomando prestada su fraseología de los trotskistas, los anarquistas les decían a los prisioneros comunistas: “¡Venga, construid ahora el socialismo en un solo país!”.

En su análisis del Estado capitalista, los anarquistas criticaban también con la misma virulencia y crudeza la dictadura del proletariado, alejando de ese modo a los trabajadores de la única fuerza capaz de derrotar y destruir el poder del gobierno capitalista-terrateniente. En ese sentido, comparten puntos de vista con quienes, como Kautsky, sitúan a la dictadura fascista y a la dictadura del proletariado en un plano de igualdad y consideran básicamente indistinguibles una de otra.

El anarquismo es, esencialmente, la filosofía utópica y pequeño-burguesa que Proudhon desarrolló en su sistema, y a que dio expresión organizativa Bakunin, el más acerbo enemigo de Marx en la I Internacional. Su base social está constituida principalmente por los flecos de la pequeña burguesía que, en los estadios iniciales del capitalismo, se ven arrojados a las filas del proletariado, emprendiendo una lucha violenta contra el capitalismo en nombre de las concepciones abstractas de “libertad” e “igualdad”, en las que se expresa el deseo utópico de preservar la propiedad individual y la “libertad” de la pequeña burguesía exacerbada.

Debido al reciente desarrollo del capitalismo en España y, por tanto, también del proletariado, los anarquistas lograron afianzarse y expandirse en un periodo en el que el proletariado estaba madurando rápidamente hacia la toma del poder y el establecimiento de su dictadura.

La idea de los jefes anarquistas es que la dictadura del proletariado no es mejor que la dictadura capitalista. Así que, cuando una amenaza a la otra, ¿por qué tomar partido? Además, como no creen en la lucha del proletariado, se oponen a las huelgas de naturaleza política, en especial a las enfocadas a la insurrección armada para la toma del poder por los trabajadores.

La victoria de la clase trabajadora en la Unión Soviética ha demostrado cuán correcto es el objetivo marxista-leninista de establecer la dictadura del proletariado como arma más poderosa de la revolución, a fin de combatir y destruir no sólo el Estado capitalista, sino también los últimos vestigios de la clase capitalista y de las relaciones capitalistas, que pugnan por perpetuarse a sí mismas tras la toma del poder por la clase obrera. Cada lucha revolucionaria desde 1871 ha demostrado una y otra vez que a menos que la clase obrera sea capaz de imponer su dictadura, no tendrá posibilidad alguna de avanzar en el desarrollo de la nueva sociedad, el socialismo. Justo cuando la burguesía española había comenzado a despojarse de todos sus tapujos democráticos y estaba sacando a relucir su dictadura de clase, con sus rasgos más brutales, chovinistas y represivos, la imparcialidad” de los anarquistas hacia el Estado” se convirtió para el fascismo en el más valioso de los servicios contrarrevolucionarios.

Los jefes anarquistas se enfrentaron a la Unión Soviética y a la dictadura del proletariado con más vehemencia que contra el Estado capitalista, al que consideran más libre que el poder proletario, que ellos llaman imperialismo rojo”.


Sabotaje a la huelga general

De ahí que, cuando llegó el momento de la verdad, cuando el fascismo trató de implantar abiertamente su brutal dictadura, los anarquistas, fieles a su papel histórico, sabotearon la huelga general, la insurrección armada por la independencia de Cataluña, y la revolución proletaria y el establecimiento de soviets en toda España.

El anarquismo, en la persona de los jefes anarquistas españoles, prestó un servicio al capitalismo español que sus mercenarios, la criminal Legión Extranjera, nunca podrían haber desempeñado solos, ni siquiera con sus medios más modernos de asesinato en masa.
Imagini pentru revolucion de asturias

Las lecciones de la revolución española tienen un alcance internacional, y tendrán repercusiones inmediatas e internacionales en la lucha de clases y en la batalla mundial contra el fascismo y por el Poder de los Soviets.

En un artículo publicado en International Press Correspondence, sobre La Guerra Civil en España y el proletariado internacional”, el camarada Ercoli[2] escribe:

Los recientes acontecimientos en España han proporcionado una vez más un convincente ejemplo práctico de la validez internacional del leninismo y del bolchevismo. La victoria de la revolución exige estrategia revolucionaria y táctica revolucionaria. No existen táctica ni estrategia revolucionarias fuera de la práctica y la teoría del bolchevismo. (...)

Los combates de octubre de las masas españolas, prueba de fuego que ha demostrado la incapacidad de los dirigentes socialistas, representan un paso decisivo en el desarrollo de la revolución española. Las masas trabajadoras de España aprenderán de su experiencia. (...)

El Partido Comunista de España no sólo ha sido la única organización de la clase obrera que ha seguido una política correcta en relación con todos los problemas fundamentales de la revolución, sino que también estuvo a la cabeza de la clase trabajadora durante los combates de octubre. La bandera roja del Partido Comunista ondeaba victoriosa sobre las barricadas de Asturias, y la enarbolaron en la lucha los más arrojados combatientes proletarios de la gloriosa Comuna asturiana. (...)

La revolución española sigue adelante. La burguesía sabe bien que los trabajadores y campesinos no han sufrido una derrota definitiva, y el temor a que se reproduzca la lucha de masas mantiene en la indecisión a un sector de la burguesía. (...) Nuestro heroico Partido Comunista de España, que ha superado esta prueba de fuego gloriosamente, triunfará en su objetivo de ponerse a la cabeza de los trabajadores y campesinos y de guiarlos a la victoria final.

No obstante, los comunistas y el resto de trabajadores revolucionarios de España deben recibir nuestra ayuda práctica en su combate. La solidaridad y la lucha internacional del proletariado en apoyo de la revolución española ha de contribuir en la práctica a allanar el camino que permita intensificar la lucha de masas en España y asistir a los trabajadores y campesinos españoles en su difícil batalla. La solidaridad internacional del proletariado debe contribuir y, de hecho, contribuirá a derrotar al fascismo en España y a acercar el día de la victoria final de la lucha del proletariado tanto en España como en el resto de Europa.”[3]


V

Hay dos factores fundamentales que están presentes en todos los acontecimientos en España desde la insurreción armada de octubre. Por un lado, la población trabajadora no da muestras de derrota. No hay pesimismo. Su espíritu de lucha no ha resultado aplastado. En España existe un descontento cada vez mayor y se preparan nuevas batallas a toda prisa. Las grandes reservas de obreros y campesinos que no participaron en las luchas revolucionarias están impacientes. Las organizaciones obreras no sólo no han sido destruidas, sino que crecen. Las masas debaten con el mayor entusiasmo el curso de los combates, el motivo de la derrota y, en especial, los logros de los soviets de Asturias. Los dirigentes anarquistas están perdiendo su control sobre los obreros de Cataluña, y el Partido Comunista no deja de crecer.

Por otro lado, el régimen fascista se enfrenta a enormes dificultades para consolidar su poder e imponer su brutal dictadura. Su base de masas está desorganizada, indecisa y desunida; es endeble. Los terratenientes, los capitalistas de la industria, los financieros y las sanguijuelas de la jerarquía eclesiástica, que se amalgaman en el gobierno, tienen intereses contrapuestos que se agudizan a medida que se agrava la crisis del capitalismo español.

En su histeria, miedo y rabia, la burguesía española asesina y tortura a los trabajadores detenidos, pero hasta en relación con el alcance de su venganza se muestra dividida. Y es en este punto donde la acción internacional de los trabajadores, el frente unido en apoyo de los combatientes españoles, tiene la mayor importancia, el valor más precioso y urgente para nuestros camaradas españoles contra sus verdugos. Mientras se asesinaba a cientos de obreros en secreto en Asturias, sólo unos cuantos fueron ejecutados públicamente, como escarmiento a nivel nacional para los revolucionarios. Estas matanzas tuvieron como respuesta huelgas a gran escala.


Sin ápice de derrotismo

Un corresponsal del Daily Worker en Madrid describió así la situación a 1 de noviembre, casi un mes después de los combates:

No hay el más mínimo rastro de derrotismo entre los trabajadores. La gloriosa Comuna de Asturias es su principal tema de discusión. Asturias se ha convertido en la luz que guía a los obreros españoles. Aclaman a La Commune” de España. Los trabajadores aprenden día a día de lo que sucedió; discuten sobre sus errores, se preparan para corregirlos, lo que aumenta la desesperación de la burguesía. (...)”

El fascismo se enfrenta a su momento más complicado en su pretensión de establecer la dictadura sobre los trabajadores. El tipo de fascismo, con base en la Iglesia y ribeteado de parafernalia religiosa, que defiende Gil Robles, se encuentra con enormes dificultades porque los trabajadores están empezando a conocer qué es el fascismo. La imagen más ilustrativa de la situación en España a día de hoy es la de un ejército invasor que ha conseguido apoderarse de algunas plazas fuertes importantes, pero que espera con temor e inquietud el ataque de una población hostil.”

El fracaso y la incapacidad para consolidar el régimen fascista en España provocó una crisis de gobierno parcial el 17 de noviembre. El Ministro de Asuntos Exteriores, Ricardo Samper Ibáñez, y el Ministro de la Guerra, Diego Hidalgo[4], se vieron obligados a dimitir. El líder fascista Gil Robles precipitó su cese alegando que se deberían haber incrementado las fuerzas de la Guardia Civil y que se deberían haber adoptado mayores medidas contrarrevolucionarias contra los socialistas y los comunistas en Asturias antes del levantamiento armado. Robles, a diferencia de Hitler, niega reiteradamente sus intenciones fascistas y declara su amor a la República.


La crisis se agudiza

La crisis económica, especialmente grave en España antes de los combates revolucionarios, ahora, con la victoria” del fascismo, está arrojando titulares como éstos: Después de los gloriosos días revolucionarios, masas más amplias de campesinos. Casi el doble de desempleados tras la vuelta al trabajo después de la huelga general. La situación financiera del gobierno, en constante deterioro, es ahora grave.  El coste de la guerra civil fue tan alto que el gobierno aceptó encantado donaciones de monárquicos y capitalistas para sufragar la matanza de trabajadores. El antiguo rey Alfonso donó 50.000 pesetas. Todas las grandes compañías y los terratenientes pusieron su grano de arena. Incluso la American Telephone & Telegraph Co. y otras empresas de Wall Street con presencia en España contribuyeron con miles de pesetas para costear la actuación de los ejércitos que asesinaron a los obreros.”

Los actos de sedición acaecidos en las filas del ejército durante los enfrentamientos se ciernen como oscuros nubarrones sobre el fascismo español. Además del regimiento de Gerona y de los marineros de Santander, que se negaron a participar en las acciones contra los trabajadores, está el caso del teniente coronel López Bravo, de las tropas española de África destacadas a la península. Bravo fue arrestado y permanece en prisión porque declaró: “Mis hombres nunca dispararán contra sus hermanos”.

Los debates y discusiones sobre las lecciones de los combates revolucionarios, que enardecen los ánimos de campesinos y obreros, se están extendiendo al ejército.

“Ya no queda prácticamente nada del Estado ni del espíritu de la República de 1931”[5], declaró el diputado monárquico Calvo Sotelo en las Cortes después de la insurrección.

O lo que era lo mismo, que el proceso de destrucción por medios democráticos” de todos los logros de la República de 1931, llevado a cabo por la derecha, se había alcanzado en la práctica. Se ha dado carpetazo a la reforma agraria. Las condiciones de vida de los trabajadores han empeorado. Se ha expulsado a los representantes socialistas y comunistas de los municipios, siendo sustituidos por fascistas. Se ha anulado la reforma eclesiástica y se ha fortalecido a la Iglesia como base del fascismo. La autonomía concedida en el marco de la Constitución a Cataluña y el País Vasco ha quedado liquidada.

El Partido Comunista de España salió del conflicto intacto y reforzado. Templado para la lucha en la clandestinidad por el largo periodo previo de represión, por la experiencia colectiva en todo el mundo en relación con el desarrollo del fascismo y por la dirección de la Internacional Comunista, la estructura organizativa del partido ha resultado invulnerable al terror. El Comité Central del partido se reúne constantemente en España y dirige sus actividades, cada más más intensas y numerosas. Inmediatamente después de los combates, el primer número del órgano clandestino del partido, Bandera Roja, apareció con los siguientes artículos:  “Tras los gloriosos días revolucionarios, la batalla no ha terminado”; “Ellos son los salvajes asesinos”; “La verdad sobre Asturias”; “Una nueva e ignominiosa afrenta de la Segunda Internacional”; Prisioneros de la misma causa”; Unidad y Solidaridad”; ¡Soldados! ¡Hermanos de clase, nuestro lugar está al lado de la Revolución!”.

Los diputados socialistas que no fueron detenidos se reunieron para decidir si debían o no participar en las sesiones de las Cortes. Por 23 votos contra 16 decidieron boicotearlas hasta que los diputados arrestados quedasen en libertad. El dirigente del ala derecha del Partido Socialista, Besteiro, que se opuso a la lucha armada, no votó y sigue participando en el parlamento del gobierno fascista de Lerroux y Gil Robles.

En su deseo de ocultar la verdadera situación actual de España, el régimen de Lerroux y Gil Robles no sólo impone la censura, sino que hace todo lo posible por impedir que delegaciones de otros países investiguen la realidad española. El abogado parisino Oppman, de la Asociación Jurídica Internacional, y Rabate, representante de la Confederación Unida de Trabajadores de Francia, que viajaron a Madrid para prestar su asistencia a los obreros detenidos y para conocer la situación en España, fueron encarcelados. Dos investigadores británicos, Miss Ellen C. Wilkinson, antigua diputada laborista, y el conde de Listowel, escritor, fueron secuestrados en Oviedo el 17 de noviembre y conducidos al cabo de 17 horas a la frontera, donde les amenazaron con que si no abandonaban el país, sus vidas correrían peligro.

Imagini pentru UHP asturias
Los gobiernos francés y portugués cooperan con el régimen fascista de Lerroux y Gil Robles en la deportación de revolucionarios huidos, a quienes devuelven a España para que sean encarcelados o asesinados.

A partir de datos oficiales y de sus propias fuentes, la International Labor Defense (ILD) de España ha cifrado el balance de los combates revolucionarios en 3.000 muertos, 5.000 heridos y 90.000 presos. En relación con los presos, las cifras oficiales sostienen que en Barcelona hay 6.000 detenidos y en Madrid 3.000. El hacinamiento en todas las cárceles es terrible: en celdas acondicionadas para un preso se agolpan cinco o seis.

La sección española de la International Labor Defense dirigió el siguiente comunicado a los trabajadores de todo el mundo sobre posibles acciones en defensa de los obreros españoles en la situación actual:

Miles de familias y huérfanos han quedado en la más absoluta indigencia. Por toda España se siguen produciendo detenciones masivas y las cárceles ya no dan abasto, conque, como a ganado, los están amontonando en improvisados campos de concentración. (...)

La Sección Española de la ILD adoptó una posición combativa desde el primer momento. Sabemos que nuestro deber es acudir de inmediato en ayuda de los miles de presos y de las familias e hijos de los revolucionarios muertos. No estamos escatimando el más mínimo esfuerzo. Hacemos un llamamiento a las masas trabajadoras de todo el mundo a unirse a esta tarea gigantesca, pues sin su ayuda no podemos llevarla a cabo.

¡Necesitamos vuestra ayuda!

En nombre de los heroicos obreros y campesinos españoles que han dado su vida en la lucha contra el fascismo, llamamos a las masas trabajadoras de todo el mundo a contribuir al desarrollo de esta tarea.

En España los socialistas, los comunistas y los anarquistas se han enfrentando hombro con hombro contra sus enemigos de clase. Haced efectiva vuestra solidaridad sobre la misma amplia base del frente unido de todos trabajadores y de todas las organizaciones de las masas trabajadoras.”


VI

Mientras se libraban los conmovedores y heroicos combates de los trabajadores españoles, la Internacional Comunista hizo un llamamiento a la Internacional Obrera y Socialista (IOS) para emprender sin la menor dilación acciones unitarias en apoyo del aislado proletariado español. En las barricadas, socialistas y comunistas, codo con codo, estaban derramando su sangre para detener el avance del fascismo. Donde se había conseguido establecer firmemente el frente unido, como en la región de Asturias, los trabajadores habían sido capaces de mostrar al mundo increíbles logros revolucionarios. En lo más álgido de la lucha sin cuartel en España, los trabajadores de todo el mundo sintieron que carne de su carne había entrado en acción y ansiaban ayudar. Para dar expresión viva a ese deseo urgente y acuciante de acción unida y solidaria, la Internacional Comunista tomó la iniciativa.

El 11 de octubre, la Internacional Comunista y la Internacional de las Juventudes Comunistas se dirigieron a los órganos internacionales socialistas con total claridad, planteando la necesidad inmediata de articular acciones conjuntas a escala mundial.

Una victoria de la reacción monárquico-fascista en España”, decía el telegrama de la Internacional Comunista a la Internacional Socialista, “no sólo significaría –tras la toma del poder por el fascismo en Alemania y Austria– una tragedia incalculable para los obreros y campesinos de España, sino también un duro golpe para el proletariado internacional.

Sólo la lucha unida de la clase trabajadora de todos los países puede proporcionar una ayuda real a los obreros españoles y bloquear el camino a la reacción española y mundial. En este momento decisivo en que la burguesía se afana por destruir uno de los destacamentos de combate de la clase trabajadora internacional, el proletariado español, la Internacional Comunista llama a todas sus secciones a aunar esfuerzos con otras organizaciones obreras para movilizarse en concentraciones y manifestaciones multitudinarias en solidaridad con la clase obrera española.”

Para evitar que en esta situación crítica la Internacional Socialista considerase dicho llamamiento como un mensaje a responder en su momento, la Internacional Comunista declaró que delegaba en los camaradas Marcel Cachin y Maurice Thorez, dirigentes del Partido Comunista Francés, la negociación sin dilaciones con los líderes de la Internacional Obrera y Socialista.

Cuatro días más tarde, en respuesta al llamamiento, tuvo lugar un encuentro histórico en Bruselas de los dos delegados comunistas con Emil Vandervelde (Bélgica) y Friedrich Adler (Austria), en representación del Comité Ejecutivo de la Internacional Obrera y Socialista. El diario comunista francés L´Humanité publicó el 3 de noviembre de 1934 el texto completo del acta estenográfica de las conversaciones.


Urge actuar

Desde un principio Vandervelde recalcó que los dos representantes de la IOS se iban a limitar a escuchar y a trasmitir un informe. Cachin y Thorez indicaron que era necesaria una acción internacional inmediata, ya que, mientras ellos hablaban allí, los fascistas españoles estaban matando a socialistas y comunistas.

Cachin declaró: “Planteamos claramente la cuestión de la acción inmediata en favor de nuestros camaradas españoles”[6]. Él mismo esbozó el siguiente programa urgente de acción conjunta:

1. Organización de concentraciones y manifestaciones conjuntas bajo lemas como “¡Abajo el gobierno Lerroux! ¡Defendamos a los obreros y campesinos de España en su lucha contra la reacción!”

2. Plan conjunto de las organizaciones sindicales para detener el suministro de tropas y municiones al gobierno de Lerroux.

3. Actuación conjunta de los grupos parlamentarios socialista y comunista en todos los países exigiendo reuniones plenarias en protesta por las brutales ejecuciones de trabajadores españoles. Acciones similares en los ayuntamientos.

4. Asistencia material inmediata a las víctimas de la represión en España, que se recabará en común.


Evasivas de los dirigentes socialistas

Adler y Vandervelde vacilaron, se imaginaron alguna maniobra” comunista, alegaron carecer de autorización para compremeterse a asumir un plan de acciones urgentes y declararon que la situación de los distintos partidos de la Internacional Obrera y Socialista impedía una respuesta inmediata. Vandervelde concluyó diciendo que creía que las perspectivas eran favorables, pero que la decisión habría de tomarla el Comité Ejecutivo de la Internacional Obrera y Socialista, que se iba a reunir en París el 13 de noviembre.

El día del encuentro entre los representantes comunistas y socialistas, los obreros españoles, tras cinco días de batalla, entraron en Oviedo, capital de la región de Asturias. Cuando la Internacional Socialista adoptó por fin una decisión, el 18 de noviembre, el General Ochoa ya había tomado la ciudad en ruinas de Oviedo, matando a cientos de trabajadores.

Los partidos comunistas de casi todos los países efectuaron llamamientos a los partidos socialistas que aún no se habían integrado en el frente unido para que se incorporaran a la lucha en apoyo de los obreros españoles.

Imagini pentru REVOLUCION DE ASTURIAS
En Estados Unidos, además de las cartas que se hicieron llegar al Comité Ejecutivo Nacional del partido socialista, el Daily Worker dirigió numerosos llamamientos en favor de la unidad de acción, desde el primer día de los combates hasta el último, y reiteradamente, también, más tarde. No hubo respuesta directa.

Durante las sesiones de la Internacional Obrera y Socialista en París se produjeron tumultuosas discusiones. Las masas trabajadoras estaban ejerciendo una gran presión en favor del frente unido sobre todos los partidos socialistas y, especialmente, en relación con la cuestión concreta del apoyo a los combatientes españoles.

Existían tres grupos diferentes. Por un lado se encontraban los partidos que ya habían establecido el frente unido con los partidos comunistas (Francia, Italia, España, el Sarre[7]), que estaban a favor de una acción internacional conjunta. Había otros, como los de Bélgica y Austria, que se oponían a tales acciones, pero, a su vez, eran partidarios de poner fin a la prohibición de negociaciones nacionales. Por último, estaban las burocracias de los partidos que rechazaban tajantemente cualquier forma de unidad de acción. Entre éstos se encontraban, principalmente, los partidos escandinavos, el holandés y el Partido Laborista británico.

Entre estos últimos partidos, en especial los escandinavos y el holandés, sus dirigentes reprochaban a los obreros españoles haberse levantado en armas contra el fascismo. Estos partidos proponían que, si no se podía evitar una acción internacional conjunta por la presión de las masas, se limitara ésta a una serie de propuestas contrarrevolucionarias para que la Unión Soviética renunciara a la dictadura del proletariado y liberara a los enemigos del Estado de los trabajadores.

La decisión final resolvió que no era ni conveniente” ni oportuno” continuar las negociaciones entre ambas Internacionales.


Un paso adelante

El mismo comunicado, no obstante, contenía un avance. Se declaraba en nombre del Comité Ejecutivo de la IOS que la decisión de marzo de 1933 que prohibía la unidad de acción con los partidos comunistas, si no contaba con el visto bueno de la Internacional, había expirado de facto con los recientes levantamientos, y que, a partir de ese momento, “cada sección podría negociar con total independencia”.

Tal declaración crea nuevas perspectivas en la lucha por el frente único contra el fascismo mundial.

Las diferencias de clase en todo el mundo se tensan día a día; cada vez son más agudas, más enconadas. Los obreros españoles se lanzaron al combate con todo valor. En todas partes el abnegado arrojo del proletariado español debe alentar y espolear la lucha. Y así será. Los camaradas españoles nos muestran el camino que conduce a la unidad de acción en su fase más álgida.

En Estados Unidos el fascismo ya no es un artículo de importación. Se está desarrollando a tal velocidad, que ya se han aparecido hordas fascistas armadas.

El frente unido contra el fascismo y la guerra se ha convertido en la cuestión más candente que tiene ante sí la clase trabajadora norteamericana. La acogida cada vez más favorable por parte de las bases socialistas de las continuas propuestas del partido comunista en favor del frente unido ha obligado a todos los sectores de la dirección del partido socialista a tener en cuenta dicha cuestión. De ello da fe, en especial, la vehemente resistencia de la dirección reaccionaria y derechista del partido socialista.

En la reunión de Boston, celebrada a finales de noviembre de 1934, la mayoría del izquierdista” Comité Ejecutivo Nacional del partido socialista, en su deseo de bloquear la creación del frente unido contra la guerra y el fascismo, ni siquiera se tomó la molestia de responder a la cuestión específica de la unidad de acción en apoyo de los obreros españoles, muchos de los cuales, en esos mismos momentos, hacían frente a la muerte, eran torturados o condenados a largas penas de prisión.

A pesar de este fracaso, la unidad de acción en apoyo de nuestros hermanos españoles, socialistas, comunistas y anarquistas, debe llevarse a efecto.

Las prisiones españolas están llenas a rebosar. Cada día es mayor la resistencia, asistimos a nuevas batallas, a nuevas huelgas, pero también a agresiones cada más bárbaras contra los trabajadores por parte de la burguesía latifundista española en su esfuerzo por consolidar su régimen fascista.

En cada ciudad, en cada pueblo, hay que hacer todo lo posible por lograr la unidad de acción en nombre de los trabajadores españoles, con vistas a:

1. Organizar concentraciones y manifestaciones multitudinarias como expresión de solidaridad con las Alianzas Obreras de España y su heroica y combativa clase obrera;

2. Celebrar manifestaciones ante los consulados y la embajada españoles contra las ejecuciones y el encarcelamiento de presos socialistas, comunistas y anarquistas;

3. Recaudar fondos, alimentos, ropa y otras ayudas materiales para la defensa de los prisioneros del fascismo español.

El frente unido en nombre de los obreros españoles no es sólo una necesidad internacional en la fase actual de la batalla que se libra en España, de la lucha defensiva contra el terror fascista, en defensa de la vida y la libertad de los socialistas, comunistas y sindicalistas presos; es también una condición fundamental para acelerar los futuros combates ofensivos. Fortalecerá, asimismo, la solidaridad internacional de los trabajadores de todo el mundo en su lucha contra el fascismo.

Cuanto más rápida y eficazmente podamos establecer el frente unido en defensa de los trabajadores españoles contra el terror fascista, tanto más contribuiremos a acelerar la llegada del día en que las masas trabajadoras de España serán capaces de llevar su gloriosa lucha revolucionaria de Octubre a una conclusión victoriosa.   


***


BANDO para la constitución del Ejército Rojo [8]

HACEMOS SABER: Desde la aparición de este bando queda constituido el Ejército Rojo, pudiendo pertenecer a él todos los trabajadores que estén dispuestos a defender con su sangre los intereses de nuestra clase proletaria.

Este ejército quedará compuesto y se dirigirá en la forma siguiente:

1.º Todos los que hayan cumplido los diez y ocho años hasta los treinta y cinco pueden inscribirse al Ejército Rojo.

Imagini pentru REVOLUCION DE ASTURIAS2.º Una vez ingresados en filas tendrán que observar una férrea disciplina.

3.º Las deserciones o desobediencias al mando serán castigadas con severidad.

4.º Quedan excluidos de pertenecer al Ejército Rojo aquellos que hayan pertenecido a la clase explotadora.

El aplastamiento de los contrarrevolucionarios, la conservación de nuestras posiciones exige tener un Ejército invencible, aguerrido y valiente para edificar la sociedad Socialista.

Nota: Todos los días desde las ocho de la mañana queda abierta la oficina de inscripción en las dependencias del Ayuntamiento.

El Comité Revolucionario   


APÉNDICE

Llamamiento del Comité Central del Partido Comunista de España

El siguiente llamamiento del Comité Central del Partido Comunista de España se publicó en octubre tras los combates revolucionarios. Contiene una crítica de la táctica de los órganos del frente único, las “Alianzas Obreras”, de las que en algunas localidades, además de comunistas y socialistas, formaban parte también los anarquistas.

A TODOS LOS OBREROS Y CAMPESINOS DE ESPAÑA, CATALUÑA, VASCONIA Y GALICIA

CAMARADAS: A la provocación de las clases explotadoras de España al implantar un gobierno vaticano fascista ha respondido el estallido de indignación popular que ha sacudido con violencia al régimen burgués terrateniente hasta en sus propios cimientos.

Hartos de hambre, de explotación y del terror los obreros se han lanzado a la batalla buscando por la lucha el pan, la tierra y la libertad. En muchísimos lugares, especialmente en Asturias y Vizcaya, la roja bandera de la revolución y del poder soviético ha flameado al viento como símbolo de una España nueva y libre de miserias. El heroísmo de los trabajadores en lucha ha culminado en la gloriosa epopeya de Asturias la roja donde ha sido proclamada la República socialista de los obreros y campesinos y que en medio de un infierno de sangre y de metralla desencadenado por el gobierno dictatorial fascista de Lerroux-Gil Robles, que ha lanzado a sus bestias de la Legión y tropas coloniales a que pasen a cuchillo a los bravos mineros, a que masacren a cañonazos a sus mujeres y niños, a que incendien y a que violen a las proletarias, este poder se ha sostenido poderoso, defendido con los pechos y las armas de los esclavos del subsuelo. ¡Viva el heroico proletariado asturiano! ¡Vivan los heroicos luchadores de toda España!

¡TRABAJADORES, EN PIE!

La batalla librada no es la decisiva. ¡Que no se apresuren a cantar victoria los verdugos del pueblo trabajador! Hemos vuelto al trabajo pero dispuestos a reagrupar nuestras fuerzas, y a recomenzar la lucha en el momento más propicio con más fe en el triunfo que nunca. Aprendemos en los hechos y sacamos experiencias. Ello nos fortalece en el camino seguro para la victoria.

A este fin el P.C. que se ha entregado de lleno a la lucha no obstante sus públicas discrepancias con la táctica y métodos de organización de la misma, que no ha regateado ni esfuerzo, ni sacrificio para ponerse al frente de las masas en lucha, invita a todos los trabajadores a extraer enseñanzas de estas batallas, no sólo para resolver las dudas e interrogantes que hoy se hacen millares y millares de proletarios, sino para armarlos de la teoría y de la táctica justa, que los lleve al triunfo en los próximos combates.

¿POR QUÉ NO HEMOS TRIUNFADO?

Voluntad y coraje, decisión y firmeza, abnegación y sacrificio, sobraban en todos los explotados. ¿Por qué entonces no hemos triunfado? Porque como lo ha declarado incansablemente nuestro Partido, no se ha hecho una preparación política y orgánica suficiente de la revolución, no se ha hecho conocer su programa ante todas las masas trabajadoras, no se ha popularizado lo que dará la revolución a los obreros, a los campesinos, a los soldados, a todos los explotados. Se ha querido ignorar en todo momento que la revolución no se hace, sino que se organiza. Y que la organización de la revolución no se limita solamente a unos grupos de hombres voluntariosos “dispuestos a todo”, sino el poner en orden de batalla a todas las fuerzas de clase y a los aliados inmediatos de la revolución, los campesinos fundamentalmente.

En la Resolución del Comité Central del Partido Comunista, publicada en Mundo Obrero el 17 de septiembre, se decía: “Las Alianzas Obreras –y su nombre lo dice– surgen ya como órgano de una de las solas fuerzas motrices fundamentales de la revolución: la del proletariado –que es una fuerza dirigente– pero ignora la segunda fuerza motriz fundamental que es el campesinado SIN CUYA ALIANZA NO SE PUEDE ASEGURAR EL TRIUNFO DE LA REVOLUCIÓN”. He aquí también por qué el ejército –salvo casos aislados– no se ha incorporado a la lucha. Los soldados son en su mayoría campesinos y solamente pasan al lado de la revolución cuando ésta dé solución a sus necesidades. Al ignorar lo que les iba a dar, al negarles una personalidad propia, la inmensa fuerza del campo en su gran mayoría no se ha sumado a la lucha.

El problema del poder –esta cuestión fundamental de cada revolución– no ha sido planteado con toda claridad ante el proletariado y las masas campesinas. Éstas en su gran mayoría ignoraban a qué mano y a que órganos iba a pasar el poder y qué es lo que este poder significaba para ellos. Faltaba el programa, esa fuerza que al hacerse carne en las masas las lleva a despreciar la muerte por darle vida. En la Resolución citada del C.C. del P.C. se dice: “La lucha por el derrocamiento del régimen burgués-terrateniente y por el poder de los obreros y campesinos presupone la preparación política y orgánica de las masas para el alcance de ese objetivo. Por eso es preciso intensificar la propaganda entre las masas trabajadoras de la ciudad y del campo, del programa del gobierno obrero y campesino, de lo que dará la revolución triunfante al pueblo trabajador”. La justeza de esta apreciación la han confirmado los hechos. Para lanzar a toda la masa a la lucha hace falta previamente que ésta se haya compenetrado con el programa que sirve de bandera a la vanguardia que las llama a pelear. Esta incomprensión ha llevado a ignorar la fuerza gigantesca del proletariado unido en cada fábrica, mina o camp            o. Por eso no se han creado los comités de fábrica, ni de campesinos, las Alianzas en cada lugar de explotación en las cuales estuviesen directa y democráticamente representados los obreros, los campesinos y soldados, es decir los órganos de la preparación de la insurrección armada, y, embrionarios del poder de la revolución triunfante (soviets). Todo esto ha faltado y faltado no por casualidad. Ello responde a una concepción y táctica equivocada. Faltaba la teoría y la práctica revolucionaria. Faltaba la unidad y la disciplina de hierro que tiene que caracterizar al partido de la revolución. En el seno del Partido Socialista junto con los abnegados revolucionarios conviven elementos que no ocultan su enemiga a toda acción revolucionaria. Esto tenía que reflejarse en una serie de vacilaciones en las consignas y en algunas instrucciones confusas y contradictorias. Por eso se pudo dar la tremenda equivocación de no haber desencadenado la huelga general antes de la formación del Gobierno. Eso fue dejar la iniciativa en manos del enemigo.

Otro error grave fue confiar el éxito de la lucha en hombres vacilantes como Companys que, ante el temor del desarrollo de la revolución popular, capitularon ante las fuerzas enemigas, hacerlo descansar en los mandos republicanos del Ejército, y no en la masa de trabajadores uniformados. Para que triunfe la insurrección es preciso que la dirección en todas sus formas esté en manos de los explotados. Ésa es la única garantía del triunfo. Así nos lo demuestran nuestros heroicos camaradas de Asturias y de Vizcaya. “La emancipación de los trabajadores ha de ser obra de los trabajadores mismos” (Marx). He ahí lo que no se ha sabido apreciar en toda su importancia.

¡ALERTA, CAMARADAS ANARQUISTAS!

Con la antelación debida el Partido Comunista ha procurado corregir estos errores y con más empeño que nunca en el centro de la misma lucha, como lo demuestra su actividad al frente del combate, sus proclamas y manifiestos. Pero no obstante la gravedad de los errores, la situación no se hubiese inclinado a favor de la canalla clerical-monárquico-fascista si los jefes anarquistas de Barcelona y Zaragoza principalmente no hubieran consumado la más negra traición a la revolución en los momentos en que con las armas en la mano se batían como leones todos los explotados de España.

No han sido sólo los guardias civiles y de asalto, no sólo los oficiales monárquicos y fascistas, no sólo la metralla y el asesinato gubernamental lo que ha decidido momentáneamente la batalla en favor de la más negra reacción. Ha sido para vergüenza eterna de los jefes anarquistas sus proclamas radiadas desde el cuartel general del fascista Batet en Barcelona. Los jefes de la F.A.I. han degollado el triunfo de la revolución. Han vendido a sus propios camaradas anarquistas que en Asturias, Madrid y otros lugares han sentido su dignidad revolucionaria, su deber de clase, y luchado valientemente, unidos a sus hermanos comunistas y socialistas.

He ahí los principales responsables de la situación. No olvidarlo camaradas anarquistas.

Por todo lo expuesto se deduce por qué los campesinos no han ocupado y defendido la tierra, aliándose al proletariado en lucha, y los soldados en su gran mayoría no han fraternizado o pasado al campo de la revolución. Por eso la jauría de la contrarrevolución pudo arrancar la bandera roja de la revolución e izar la bandera negra de la pena de muerte, fusilar a obreros y campesinos, armar a los fascistas, suprimir todas las libertades democráticas del pueblo trabajador, lanzarse como chacales contra los pueblos oprimidos de Cataluña y Vasconia, enseñorearse los monárquicos fascistas y retornar al pasado monárquico-militar-jesuítico.

Todo lo que hay de más reaccionario, de más ancestral en la sociedad, la contrarrevolución coaligada, se apresura a festejar su triunfo. Pero se apresuran demasiado. Podrán fusilar, encarcelar, extender aún más la miseria y el hambre entre el pueblo trabajador, pero los hambrientos no podrán saciarse mediante el ayuno, el dolor y las lágrimas de las madres, y las mujeres del pueblo no podrán secarse con el látigo y las porras de los de “asalto” y de los “civiles”, ni se apaciguará el pueblo a palos y bayonetazos, ni la voz de mando de los generales ensoberbecidos podrá detener la catástrofe en la industria y la agricultura a que nos ha llevado este régimen.

Los obreros quieren pan y trabajo, los campesinos quieren tierra, el pueblo entero quiere libertad. En el interior de cada obrero y de cada campesino ruge la voluntad de luchar y de vencer. El odio de clase contra este régimen de hambre, de miseria y de terror va extendiéndose –subterráneamente– y en lo más recóndito de las masas trabajadoras va germinando un odio sordo que estallará –y muy pronto– y que aleccionadas con los últimos acontecimientos avanzarán más aguerridas y más organizadas bajo la dirección de su vanguardia de clase hasta conseguir el triunfo.

LA BATALLA NO ESTÁ TERMINADA

Esto demuestra que al equipo de verdugos vaticano-fascistas falta mucho para dominar la situación.

En la zona minera de Vizcaya: Hoy las fuerzas proletarias se repliegan orientándose hacia nuevas tácticas de lucha y de organización. La gran batalla por el pan, la tierra y la libertad no se ha librado aún. Las Alianzas Obreras y Campesinas toman cuerpo en los lugares de trabajo. Cada fábrica la convertiremos en una fortaleza de la revolución. HEMOS PELEADO UNIDOS Y UNIDOS SEGUIREMOS MÁS FIRMES QUE NUNCA. Discutiremos cordialmente las experiencias; los aciertos y los errores de la pasada batalla, pero nada podrá romper la unidad de acción y de lucha de los obreros comunistas y socialistas, y seguiremos nuestra tarea para sumar a los trabajadores anarquistas que tan claro han visto en la infame posición adoptada por sus dirigentes en este último movimiento. Seguiremos unidos para defender con las uñas y los dientes a los bravos leones de Asturias la Roja y de Vizcaya, para impedir las represalias de la patronal fascista. Seguiremos unidos en la lucha contra los equipos rompe-huelgas de los sindicatos antimarxistas, para luchar contra el gobierno y las cortes de la pena de muerte y contra la reacción monárquico-clerical-fascista; unidos para ayudar a los presos, para luchar por la tierra para los campesinos, por el derecho de prensa, reunión y sindicación, por la libertad del pueblo catalán y de todas las nacionalidades oprimidas, por el desarme de las hordas fascistas y por el armamento de los obreros y campesinos. Unidos para formar UN SOLO BLOQUE ANTIFASCISTA y por el poder de los obreros, campesinos y soldados.

¡TRABAJADORES SOCIALISTAS Y ANARQUISTAS!

Imagini pentru ASTURIAS 1934Los hechos han confirmado la justeza de nuestra línea política, de nuestra táctica y estrategia revolucionaria de lucha. Ellos han acreditado una vez más que no puede haber más que un solo partido de la revolución y que ese partido es el partido que fundamenta su actuación sobre la gigantesca experiencia de dos gloriosas revoluciones triunfantes: la rusa y la china soviética de hoy. Allí donde la preponderancia de nuestras fuerzas existe, como en Asturias y Vizcaya, la forma de organización y táctica han posibilitado los gloriosos resultados que hoy son orgullo de todos los revolucionarios de España. Nuestro Partido, pese al vendaval reaccionario que lo rodea, continúa a la cabeza de la lucha de las masas oprimidas. Más que nunca empuña en sus manos firmes la bandera de la revolución social contra todos los matones, contra todos los viles calumniadores y los lacayos del capital. Y como en el pasado mantiene en alto esa bandera en la cual ha escrito el grito de combate de pan, tierra y libertad. El grito de combate de los soviets, por el triunfo del socialismo.

Por primera vez en la historia de la revolución española la bandera de los soviets ha sido levantada y defendida en lucha revolucionaria contra el régimen burgués terrateniente. En Asturias ha vivido y vive aún la República Socialista basada en los Soviets. Una nueva página se ha abierto en la historia del proletariado y de las masas campesinas de España. Hoy sabe por su experiencia que solamente bajo la bandera de los soviets es como podrá vencer. Los combates futuros se realizarán bajo esa insignia y se vencerá.

Camaradas todos: ¡Arriba los corazones, tengamos más que nunca hoy fe en el triunfo! ¡A estrechar filas con firmeza, valor y serenidad, acumulemos fuerza y disciplina, ensanchemos nuestros batallones de combate! ¡Venid a reforzar la vanguardia de la lucha: el Partido Comunista! ¡Obreros, campesinos, soldados, agrupaos bajo nuestra bandera y marchemos en falanges de hierro hacia los próximos combates y hacia el triunfo!

¡Viva el Gobierno Obrero y Campesino!
¡Vivan los soviets!
¡Viva el proletariado unido en las Alianzas Obreras y Campesinas!
¡Viva la revolución mundial y su estado mayor de la Internacional Comunista!
¡Viva el Partido Comunista!

Madrid - Octubre - 1934

PARTIDO COMUNISTA DE ESPAÑA




[1] Retraducción [N. de los t.]
[2] Palmiro Togliatti. [N. de los t.]
[3] Probable retraducción. [N. de los t.]
[4] Ministro de la Guerra durante la insurrección de Asturias, Diego Hidalgo (1886-1961) fue el autor de un libro muy apreciable sobre la URSS titulado Un notario español en Rusia. [N. de los t.]
[5] Retraducción [N. de los t.]
[6] Probable retraducción. [N. de los t.]
[7] El territorio del Sarre era parte de Alemania, pero estaba bajo control de la Sociedad de Naciones conforme al Tratado de Versalles. [N. de los t.]
[8] Orden de creación del Ejército Rojo de Asturias. [Nota del Autor]
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