jueves, 31 de marzo de 2016

El miedo cunde entre los parásitos: un proyecto de ley pretende prohibir toda organización comunista en Rumania

El miedo al comunismo es cada vez más evidente entre los parásitos y criminales de guante blanco que viven a costa del pueblo rumano. Las continuas encuestas que dan a conocer la opinión favorable mayoritaria hacia el comunismo y el rechazo creciente hacia el capitalismo criminal hacen que, a pesar de que de hecho en Rumania los partidos comunistas ya estén prohibidos, porque cualquier intento de presentarse a las elecciones "democráticas" ha sido rechazado una y otra vez por la justicia de la clase dominante, de la minoria, los preocupados senadores hayan decidido plasmarlo en forma de ley.

Así, el Senado rumano ha enviado a la Cámara de Diputados una propuesta legislativa para prohibir las organizaciones políticas comunistas, tras su aprobación en la Cámara Alta el pasado 23 de marzo. Todo ello después de que incluso la Comisión Jurídica del Parlamento haya informado negativamente sobre el proyecto.

Esto es lo que entienden por "democracia" estos gorrones trajeados cuyo culo está unido a un todoterreno alemán, acostumbrados en los últimos treinta años a vivir sin dar palo al agua a costa del trabajo ajeno: hay que prohibir a los partidos potencialmente peligrosos para sus privilegios, aunque esto esté en contra de la ley (ley que, por otra parte, hacen los provilegiados).

El fin de esta prohibición es la prevención de la restauración en Rumanía del régimen totalitario comunista que ha funcionado en nuestro país entre 1945 y 1989, siendo este el más criminal régimen político de la Europa Postbélica, con un número de víctimas según datos oficiales entre 500.000 y 2.000.000, cifra record si se relaciona con la población de Rumanía. Rumanía es, también, el único país en el que ha habido víctimas durante la derrota del comunismo: más de 1000 muertos y de 3.300 heridos", dice el texto explicativo de esta ley".

Los chupasangres del pueblo rumano se sienten tan faraónicamente aposentados sobre la espalda de los trabajadores que ya no les basta con exagerar con las víctimas del "comehombres" Stalin, multiplicando a las víctimas de forma omnipotente como si se tratara del milagro de los panes y los peces (que tampoco sucedió), sino que llevados por el ultranacionalismo fascista, tan propio de la cara sincera de la Hécate capitalista (la cara democrática no cuela por mucho que la maquillen) consideran que si hay que inventar algo contra el comunismo patrio tiene que estar por encima del resto. Así que, si el sistema que reparte la riqueza y busca la liberación de toda explotación es malo (un delincuente no puede más que pensar que así es), en Rumania fue, sin duda, peor.

Según la propuesta legislativa, la creación de una organización política comunista se castiga con cárcel de 5 a 10 años, y la adhesión a tal organización política se pagará con la pena de entre 3 y 6 años. Igualmente, cualquier apoyo a una semejante organización se castigará con entre 2 y 4 años.

En la exposición de motivos, se dice, además, en un ejercicio de esquizofrenia delirante propia de los grandes criminales psicópatas que intentan esconder sus delitos del tamaño del ladrillo señalando la mota del otro, pero describiéndola como del tamaño de una montaña, que el comunismo rumano fue "antidemocrático", "criminal", "totalitario", "dictatorial" y "terrorista" ¿No nos suena de algo? ¿No está describiendo en realidad a la dictadura capitalista, un régimen de gobierno en el que las decisiones las toman los oligarcas que controlan las corporaciones multinacionales, la vigilancia y el control a la ciudadania está llegando a niveles asfixiantes y los ejércitos bombardean, saquean y cambian gobiernos mediante el terror (eso sí, con la bendición de dios y de la ONU)? ¿No nos recuerda a la tiranía que sufren los rumanos en la que unos pocos se han apropiado de la riqueza nacional mientras el 90 % sobrevive en la cuerda floja de la miseria o ha tenido que abandonar el país para poder trabajar?

La peligrosa neurosis que sufren los que, con toda seguridad, saben en cuantos crimenes se sustentan sus privilegios y lo mucho que dependen del sometimiento ideológico de los trabajadores para seguir tocándose las bolas y continuar aumentando su botín, se subraya aún más si tenemos en cuenta que en Rumania no existen partidos comunistas reseñables, aunque la población vea cada día con más claridad que la única forma de acercarse a la verdadera democracia y a la igualdad económica necesaria para ella es el comunismo.

Según parece, la 
Comisión Jurídica ha aconsejado echar atrás el proyecto porque en la Constitución Rumana capitalista, la impuesta mediante la violencia tras el golpe de estado de la Navidad de 1989, ya existe, de fapto, una prohibición a los partidos y organizaciones comunistas, siendo considerados como inconstitucionales los partidos que militen contra el pluralismo político (el mismo que los senadores defienden prohibiendo partidos políticos), los principios del estado de derecho o la soberanía del país, estando estas disposiciones desarrolladas en la Ley de Seguridad Nacional y el en Código Penal.

Segun el articulo 1-3 de la Constitucion, Rumania es un estado de derecho democrático y social en el cual la dignidad del hombre y las libertades y derechos de los ciudadanos, el libre desarrollo de la personalidad humana, la justicia y el pluralismo político representan valores supremos, y el espiritu de tradicion democrática del pueblo rumano y los ideales de la Revolucion de Diciembre de 1989 estan garantizados. Igualmente, segun el articulo 8 (pluralismo y partidos politicos), "el pluralismo en la sociedad rumana es una condición y una garantia de la democracia constitucional; los partidos politicos se constituyen y desarrollan su actividad en las condiciones que marca la ley. Estos contribuiran a la definicion y la expresion de la voluntad politica de los ciudadanos, respetando la soberania nacional, la integridad territorial, el orden del derecho y los principios democráticos (...)

Por otro lado, "conforme a lo que prevee el art.3 de la Ley 51/1991 de Seguridad Nacional, "constituye una amenaza a la seguridad nacional de Rumania ... iniciacion, organizacion, ejecucion o apoyo en cualquier modo a acciones totalitarias o extremistas de origen comunista, fascista, legionaria o de cualquier otra naturaleza racista, antisemita, revisionista, separatista que ponga en peligro la unidad e integridad territorial de Rumania como la incitacion a hechos que pongan en peligro el orden del estado de derecho" (...) 

Es evidente la pretensión de la legislación elaborada en 1991 es la de garantizar el nuevo orden económico y político basado en la preminencia del gran empresario frente al trabajador, mas concretamente, del capital frente al hombre, de evitar por todos los medios lo que ahora los senadores pretenden evitar con castigos y sanciones: que los trabajadores luchen de forma organizada por sus derechos y por el control de lo que su trabajo produce y, por lo tanto, por un sistema realmente democrático en el que una minoria no pueda vivir con privilegios crecientes a costa de la explotación y la miseria de la mayoría.

Que hayan pasado los años y que cada vez más jóvenes rumanos escapen de la manipulación propagandística a la que han sometido a la sociedad los medios de comunicación, en manos precisamente de los principales mafiosos que se beneficiaron del golpe de estado en los años 90, hace que senadores, diputados y grandes empresarios tengan pesadillas nocturnas y sufran escalofrios continuos imaginando la mera posibilidad de tener que trabajar honradamente para poder vivir igual al resto de los hombres.

Por ello pretenden modificar las ya de por sí antidemocráticas disposiciones de la Constitución y otras leyes rumanas, intentando asustar a los cada vez más convencidos trabajadores rumanos de que la famosa "Revolución" no fue más que un golpe contra su clase, una herramienta para que los fascistas que dominaron Rumania hasta la SGM volvieran a recuperar las riquezas que les fueron expropiadas por la clase obrera tras la verdadera Revolución Popular de 1944, que dio lugar a la proclamacion de la Rumanía Popular Rumana.

Unos fascistas que, por otro lado, no hay que olvidarlo, también formaban parte, lamentablemente, del Partido Comunista Rumano cuando este estaba en el poder, en especial tras el abandono de la lucha de clases y la instauración de una sociedad interclasista desde los años 60 y que, sin embargo, estaban entonces encorsetados en las leyes socialistas sin poder atesorar privilegios sin límite, como sucede hoy. Por ello, aquella misma élite "comunista" (aunque no tenían costumbre, por supuesto, de leer ni a Marx ni a Lenin) fue la que organizó y ejecutó el golpe criminal contra su propio pueblo.

En definitiva, los mismos senadores que hoy proponen la ley para prohibir que los trabajadores se organicen en pos de su emancipación y liberación de la manada de depredadores que les someten y parasitan, eran, en el colmo de la psicosis perturbada propia de un régimen realmente criminal, (el que más víctimas ha creado en Rumania y en el mundo en la historia, el capitalismo), miembros del partido que hoy pretenden prohibir, al igual que lo eran la mayoría de grande empresarios, políticos y, en general, millonarios que viven hoy con fastos, excesos, derroches, desprecios y descaros, a costa y en base al sufrimiento de su pueblo, y que hoy tiemblan y se lo hacen encima con la sola mención de la palabra comunismo y la simple posibilidad de que en el futuro nadie pueda vivir de exprimir el trabajo de otros ni de saquear los recursos de otros pueblos.

14 comentarios:

Albert-ChrisRenko dijo...

Una irrefutable pueba de la veracidad de la definición marxista del Estado: Un instrumento creado por y para la clase dominnante y al servicio de ésta, que garantice con leyes, jueces y policías los privilegios y el estatus de esa clase dominante.

Debe ser que los promotores de tal proyecto de ley son lectores asiduos de este blog, donde hace algún tiempo argüí sobre la necesidad de que el Partido Socialista de Rumanía abandonase, al menos por el momento, su imposible lucha judicial por recuperar el nombre comunista, para centrarse en el campo de las ideas. O, quizás, no se pasean por aquí y simplemente han usado un poco la cabeza y descubierto que ésta sirve para algo más que sujetar el sombrero y criar piojos. Apercibiéndose de la posibilidad de que efectivamente el comunismo pudiera reorganizarse ideológicamente bajo otro nombre, han decidido ir directamente a prohibirle en cualquiera de sus manifestaciones posibles.

En todo caso, y dado que la Ley 51/1991 de Seguridad Nacional no sólo menciona al comunismo, sino también a la ideología fascista y legionaria (que quiso ser una especie de fascismo autóctono rumano), racista, etc., ¿alguien presentará algún proyecto de ley para prohibir los partidos de extrema derecha rumanos tales como Noua Dreapta, Totul Pentru Tara (Todo por el País), Romania Mare (el Partido de la Gran Rumanía) y algún otro que no recuerde ahora? Porque siempre le dan mucha imoortania al comunismo pero del fascismo y neofascismo ni se les oye hablar, y me atrevería a dcir que en la Ley de Seguridad Nacional citada más arriba incluyeron el fascismo, la ideología legionaria, el racismo y demás para guardar las apariencias, porque una ley estricta y únicamentemente anticomunista habría parecido excesiva, máxime teniendo en cuenta que la URSS existía aún aunque no llegaría a ver año nuevo.

Me pregunto si los comunistas rumanos podrían sacar alguna lección de la xperiencia kazaja. Para quienes no estén informados sobre Kazajstán, en la Constitució de 1995, artículo 5 párrafo 3, se enumera una serie de actividades que no puede realizar ningún partido, entre ellas las básicas de no incitar al odio religioso, étnico... y de clase, lo cual es una alusión bastante clara a la lucha de clases. Y, sin embargo, en Kazajstán ha habido dos partidos comunistas, el primero como refundación del antiguo Partido Comunista y prohibido en septiemre pasado, y el segundo nacido tras una pugna interna en 2004 como Partido Comunista Popular de Kazajstán, el cual existe aún, a pesar de esa prohibición de esgrimir la lucha de clases como parte del programa oficial. Quizás sea cuestión de retórica y saber disimular esa parte del programa adornándola mucho. O hacer actividad clandestina como cuando literalmente no era posible hacer propaganda contra el régimen imperante.

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Albert-ChrisRenko dijo...

Por otra parte, no deja de sorprenderme el hecho de que presten tanta atención al comunismo. Cierto que somos su enemigo ideológico y hacen bien en no olvidarlo (al contrario que la clase trabajadora, que lo ha olvidado), pero... teniendo en cuenta el actual estado del comunismo, aún lejos de recuperarse del trauma de la derrota sufrida entre 1989-1991, cuando la mayoría de la gente (allí, aquí, en todas partes) es una masa amorfa de desclasados que intentaban vivir adaptándose al capitalismo o disfrutando de que éste les permita recoger las migas que caen de la mesa, una masa de gente sin formación política alguna, gente que espera que pase la crisis para intenta volver a consumir como antes, domesticados por el sistema; en fin, gente y situación que no representa ningún peligro, tal insistencia que parece más bien obsesión resulta extraño. Cierto es que es mejor prevenir que curar y los capitalistas lo saben muy bien, pero su prevención roza ya lo patológico.

Y me pregunto yo si todo esto no es más que una forma de distraer a la gente con el miedo al comunismo (el coco rojo de toda la vida) como supuesto culpable de todos los males habidos y por haber, y así no tener que perder tiempo en despachos y medios de comunicación con los poblemas reales de la gente. Porque mientras se habla de estas cosas no se habla de otras, como la carestía de vida, o se puede hablar de ello culpando al comunismo de la situación actual y sabiendo que la gran mayoría e la gente lo creerá.

Saludos rojos, camaradas.

JL F dijo...

Has acertado de pleno, camarada. Se trata de continuar con la criminalizacion del comunismo para, por una parte, echar balones fuera y distraer la atencion echando la culpa al comunismo de los desmanes y crimenes del capitalismo y, por otra, de paso, evitar cualquier germen de organizacion (que, como tu dices, no parece posible segun el estado de sumision y despiste de la clase obrera rumana, mas pendiente de sobrevivir en el salvese quien pueda neoliberal y de, si es posible, poder imitar lo maximo posible a la burguesia, modelo y heroe de vida, que de luchar por su libertad). Y mucho menos, los comunistas (me refiero a los que intentan formar un partido), que son muy pocos y peleados, por no decir que la mayoria todavia anclados en los errores del viejo PCR.

La lucha por la participacion en las elecciones es una lucha perdida, porque como has dicho, la justicia y las leyes estan al servicio de la clase dominante, y esta jamas va a permitir que en un pais donde el comunismo sigue siendo deseado por la mayoria, esta pase a organizarse, poniendo en peligro sus privilegios. Eso si, olvidan los parasitos que el deseo nominal de la vuelta del comunismo es mas teorico que practico y que, de hecho, la mayoria de los rumanos sigue imbuido (no obstante Rumania se puede decir que es una cobaya experimental de la sociedad perseguida por los neoliberales, quizas el espejo donde hay que mirarse para luchar contra el futuro que nos espera a todos si nos dejamos) en la ideologia capitalista, mas pendientes de medrar como sea y caiga quien caiga que de luchar por el mundo en el que les gustaria estar.

En todo caso, tambien hay que recordar, y en vistas al enorme interes de los senadores por prohibir cualquier conato de organizacion obrera, que es un sindrome demostrado entre los psicopatas y perturbados, que aunque no lo parezcan tienen una conciencia latente al menos, el de ocultar sus crimenes envolviendolos en un moralismo brutal, es decir, acusando a los demas de lo que ellos mismos saben que han cometido. Por otro lado, tenemos miles de casos al respecto. El converso es, al final, el mas duro inquisidor, y el antiguo comunista, traidor a su propio pueblo, acaba convertido en el mas radical anticomunista, forma evidente de intentar tapar su autoconciencia de ser miserables traidores. En España hay casos también notorios, como, por citar uno, Jimenez Losantos. En el fondo todos sabemos que estos jamas fueron comunistas, sino oportunistas, cosa que siguen siendo.Sin embargo, incluso esta calaña miserable de hombres tiene un fondo ético que les tortura y hacen lo que sea para ocultarlo ¿qué mejor forma de ocultar sus traiciones, sus saqueos y sus crímenes que criminalizando a quien traicionaron, saquearon y a sus víctimas en definitiva?

Saludos Rojos
JL

Albert-ChrisRenko dijo...

Estimado camarada José Luis Forneo:

Lo peor de todo es que, en las actuales circunstancias, los corazones y las mentes de la gran mayoría de la población ha sido conquistada por la propaganda del capitalismo neoliberal, de modo que la conciencia de clase no existe. Con la terciarización de la economía, desplazándose hacia el sector servicios y la mecanización la la industria cada vez hay menos trabajadores fabriles y sí más proletariado de oficina (o de cuello blanco, como queramos llamarlo), empleados de baja jerarquía, y ese proletariado de oficina, sólo por el hecho de no llevar mono y trabajar en una oficina aunque sea haciendo fotocopias, se cree superior al obrero que monta coches en una cadena de montaje. Sin embargo, son todos trabajadores, con o sin mono sucio de grasa, sus problemas son los mismos y sus intereses también. Pero de qué podemos asombrarnos cuando hay muchos de esos obreros que visten aún mono sucio votan a partidos de derecha...

El llamado "consenso socialdemócrata" de la posguerra logró su objetivo: domesticar a las masas populares creando un Estado del Bienestar y así haciéndolas creer que la prosperidad era posible sin importar "peligrosas" ideas del este. El gran capital colaboró decididamente en este proyecto de Estado del Bienestar, por paradójico que parezca, aunque lo es menos si nos damos cuenta de que para la reconstrucción de Europa se requería un Estado fuerte y capaz de regular la economía, el mercado por sí solo hubiera sido incapaz de reconstruir Europa o habría tardado mucho más y de forma más dificultosa, y el tiempo corría en contra de los capitalistas: a más tiempo que se tardase en estabilizar la situación, más riesgo de posibles revueltas comunistas.

Y realmente funcionó. La recuperación económica fue razonablemente rápida; aumentó la clase media, que perdió progresivamente la noción de lo que realmente era y de dónde venía (y lo que es la clase media realmente: poseedora de algo de propiedad, pero no la suficiente para poder dedicarse íntegramente a la explotación de los trabajadores); los partidos comunistas occidentales perdieron influencia a la par que aumentaba la clase media desclasada, y trataban inútilmente de mantener su electorado con cesiones ideológicas, el eurocomunismo una de las ultimas, a la vez que en sus filas cada vez había menos comunistas y sñi reformistas. Y lo más importante de todo, la posibilidad, bastante rara antes de 1945, de que una gran parte de la población pudiese tener alguna propiedad (una casa, un coche) hizo creer a la gente que la propaganda capitalista era verdad: cualquiera, sin importar cuán humildes fueran sus orígenes, podía escalar posiciones en la escala social y llegar a las cotas más altas. Apelando al instinto conservador y egoista del ser humano, la mayoría de la población fue domesticada. Y una vez hecho esto, recuperada Europa, alejado el peligro de revolución social y domesticada la población, haciéndola creer que sus intereses son los mismos que los de la clase dominante, los capitalistas pudieran quitarse la careta y lanzar su "revolución conservadora" desde finales de los 70, germen del actual neoliberalismo.

¿Y qué había frente a esto? Partidos comunistas que ya sólo lo eran de nombre y un bloque socialista con problemas internos, incapaz de ofrecer resistencia.

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Albert-ChrisRenko dijo...

En los países del antiguo bloque socialista, llevados mediante engaño y traición al capitalismo, la situación es básicamente la misma, aunque alí no partieran del "consenso socialdemócrata" de la posguerra; sin embargo, se integraron en el capitalismo neoliberal. Incluso países donde el Partido se mentuvo en el poder, como China, degeneraron y se desplazaron al capitalismo. ¿Y qué hicieron esos pueblos defraudados porque la transición al capitalismo no fue ni mucho menos idílica como esperaban y les hicieron creer? Nada, como no fuese quejarse de la lentitud de la reforma y de los corruptos, a la vez que suspiraban (y suspiran) por convertirse finalmente en buenos capitalistas y acumular bilis de envidia frente a los que sí progresaron (generalmente por medios ilegales) en la nueva etapa capitalista. Sin embargo, mientras me queden fuerzas, no me cansaré de repetir: Que no os engañen con promesas vacías y fortunas fáciles. ¡Os han traicionado!

El supuesto deseo de regresar a los viejos tiempos, ya sea en Rumanía o en cualquiera de los otros países del antiguo bloque socialista es, en gran parte, pura nostalgia pero poco deseo real. Y al desconcierto general contribuyen los propios comunistas "organizados" (luego me dicen que por qué no milito en ningún partido. ¿Para qué?) divididos, por lo general, en dos grupos.

Los duros dispuestos a repetir la misma vieja fórmula con todos sus aciertos y también sus errores, sin cambiar nada, en una especie de "regreso al pasado" marcha atrás en el calendario, incapaces de darse cuenta de que el socialismo real tal como lo conocimos fue consecuencia de un momento histórico y su repetición exacta es, por tanto (en parte para bien, en parte para mal) imposible, que lo que se necesita adaptar los principios básicos del marxismo a la situación actual, pues esos principios son y serán válidos mientras exista el capitalismo. Así, incluso una hipotética revolución (y esto es pura hipótesis teórica, no se dan las condiciones subjetivas aunque sí las objetivas), incluso teniendo sus nuevos soviets, no sería como la de 1917. Sería algo nuevo y, si se aprende de los errores, su evolución mejor.

Luego los "reformistas" y "adaptados" en el peor sentido, los que han renunciado a la mayor parte de su bagaje ideológico y sólo conservan nombre y simbología (si les dejan) por culto estético al pasado, pero que no dejan de ser socialdemócratas que han ocupado el espacio abandonado por los antiguos socialdemócratas, buscando esencialmente pulir con reformas puntuales las facetas más feas del capitalismo... que es exactamente lo que la socialdemocracia de posguerra buscaba. Nada serio se puede esperar de ellos y su llegada al poder sería con más pena que gloria, para acabar saliendo por la puerta de atrás, como pasó en Moldavia.

Ciertamente, el poder burgués actual, ya sea allí (para justificar sus crímenes locales) como aquí (para justificar que Washington y Occidente en general siga con su mentalidad de Guerra Fría y de mantenimiento de su hegemonía), necesita la crítica y el acoso al comunismo, aunque a veces lo hacen tan bien que es como si se lo creyeran de verdad. Puede que algunos se lo crean realmente, sobre todo los políticos (los grandes magnates lo dudo más, son más realistas). No dijo Marx que los gobiernos son la junta directiva de la burguesía para dirigir el Estado?

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Albert-ChrisRenko dijo...

Los renegados, los que se pasaron al otro bando, son acaso los peores pues deben mostrar ante los demás pero también ante sí mismos su conversión a la fe opuesta. Hay algo psicológico en ello. El ejemplo que pones de Federico Jiménez Losantos, el antiguo maoísta reconvertido en ultraliberal es significativo. Josep Piqué también descolla por su radical giro, de ser del PSUC y luego su escisión radical Bandera Roja, para acabar en el PP. Básicamente lo mismo que les sucedió a muchos, la mayoría, de los miembros de la dirección de los partidos comunistas del antiguo bloque socialista. Hay unas imágenes de Yelsin, en tiempos de Brezhnev, siendo primer secretario regional en Sverdlovsk, otorgando medallas bajo la bandera roja, muy orgulloso él. Y los demás, todos por el estilo. La nueva hornada de líderes, por el tiempo transcurrido, aunque nacieran, se educaran bajo el socialismo (es un decir) e incluso fueran miembros del Partido, tuvieron cargos de escasa o nula responsabilidad (el actual primer ministro húngaro, Viktor Orban, ni siquiera militó en el partido), pero los de los años de la traición eran todos miembros del Comité Central e incluso el Politburó. ¿Cómo es posible ese cambio tan drástico?

Decía Winston Churchill que quien a los 20 años no es revolucionario no tiene corazón, quien a los 40 años sigue siendo revolucionario no tiene cabeza. Si bien es cierto que la edad tiende a hacer a la gente más conservadora, las ideas progresistas no son una moda juvenil ni el efecto pasajero de una alterción hormonal, antes al contrario, cuando se tienen firmemente unos ideales se defienden y se mantienen. Debido a las manipulaciones de su propia biografía y a su intento de parecer "demócratas de toda la vida", no es posible saber cuándo se produjo realmente la conversión al capitalismo por parte de los antiguos comunistas (ni siquiera podemos saber si fueron comunistas alguna vez), si fue temprana por desilusión y esperaron el momento oportuno para acabar con un istema que detestaban, o si fue mero oportunismo, chaqueteo al ver que el barco hacía aguas. Puede que incluso fueran simples arribistas, gente que ingresó en el Partido para medrar. Posiblemente había de los tres tipos. En cualquier caso, que hubiera tal gente en tan importantes cargos fue un grave fallo de los países del socialismo real y una prueba de por qué un retorno al pasado imitando en sus más mínimos detalles el viejo sistema no es deseable: produciría gente como la que traicionó al socialismo, al pueblo, y también las condiciones favorables para hacerlo.

Saludos rojos, camaradas.

JL F dijo...

El panorama es ciertamente desolador, camarada. Y lo peor es que los mismos partidos comunistas, incluso los que no forman parte de la politica ”oficial”, que se autodenominan alternativos, revolucionarios, comunistas, marxista/leninistas o todo lo que se les ocurra, estan igualmente imbuidos de esa ideologia burguesa que beben y absorben sin masticar desde la tele, la radio o la propaganda (o al menos, la mayoria), sin ninguna capacidad critica y sumidos en dogmatismos varios. Y el mundo virtual es, lamentablemente, una semilla de fragmentacion y desorganizacion, si bien podria ser una verdadera plataforma para la comunicacion y la difusion, al final lo que provoca es, como pretende la burguesia, que cada uno se crea el mas revolucionario del mundo, el mas listo, el mas antimperialista de todos los tiempos, eso si, sin haber leido en su vida a Marx, Lenin o cualquier gran ideologo comunista (por no decir, simplemente, cualquier tipo de libro). La ideologia capitalista esta tan dentro de las cabezas de los trabajadores, tambien de muchos comunistas, que el sentido de la organizacion, de la lucha colectiva, del aprendizaje continuo y la autosuperacion, se quedan en nimiedades ante la importancia del ”yo” hueco y facilmente rellenable de lemas, etiquetas y dogmas.

En definitiva, malos tiempos para la lirica, como decia el grupo gallego, y mucho mas, para la lucha. No es un comentario, no obstante, derrotista. Pienso que es pasajero y que el desarrollo del capitalismo no puede llevar mas que a nuevas revoluciones... Habra que ser pacientes.

Saludos Rojos

Albert-ChrisRenko dijo...

La eficacia propagandística del capitalismo reside en que es en gran parte indirecta y subliminal, se capta a nivel subconsciente y es así mucho más eficaz que la cruda propaganda del antiguo socialismo real, con sus grandes cartelones y pancartas en las fachadas de los edificios o cruzando la calle entre farola y farola repitiendo lemas del partido. La propaganda del capitalismo no llega a percibirse como propaganda y eso la hace mucho más eficaz, pues cuando es percibda como tal, automáticamente uno desconfía: la propaganda habitualmente ha sido opuesta a la verdad.

Internet, las redes sociales, padecen el mismo problema que la televisión: fragmentan y desinforman. Herramientas que podrían haber tenido un impacto enorme en la difusión del conocimiento como lo fue la imprenta de Gutenberg en su día, se usan básicamente para entretener con banalidades al personal en el caso de la televisión, y entreteniendo a la vez que fragmentando la información en el caso de internet. Aun así, internet podría ser de utilidad. No así la televisión, pues resulta prohibitivamente caro disponer de un canal de televisión.

La mayoría, la gran mayoría de los partidos autodenomidados alternativos son o bien alternativas igualmente socialdemócratas vestidas de supuesto marxismo (se lee cada cosa por ahí; el trotskysta Éric Toussaint decía hace poco la necedad de que no es necesario un partido de vanguardia, ¡por favor!) o minorías ancladas en el pasado, rancias ya, aislados del pueblo al que supuestamente quieren convencer con un lenguaje que a nadie convence porque nadie es capaz de entenderlo hoy. De ahí la necesidad de adaptar el discurso (discurso, que no ideas) al lenguaje actual... incluso mintiendo si es menester. Si los partidos tradicionales mienten, mintiendo no equivocándose sino deliberadamente y con ánimo de engañar, nosotros podríamos y deberíamos hacer lo mismo. Una vez conseguido el poder... bueno, qué le vamos a hacer: donde dije digo, digo Diego.

Esta mentira deliberada será necesaria en tanto la llamada clase media y las clases populares no despierten de su letargo. Mientras los partidos tradicionales, de derecha y de falsa izquierda (o de izquierda de la derecha) buscan captar al votante de ese falso centro del espectro político (ya expliqué en otra entrada lo que es el llamado centro, no quiero ser pesado repitiéndolo otra vez), y los partidos socialdemócratas, comunistas y neocomunistas lo haceb a base de renuncias ideológicas, intentando parecer atractivos a los votantes del "centro de la derecha", yo propugno simplemente cambiar el discurso pero no las ideas. Un programa A, público y relativamente moderado y un programa B, el real pero oculto hasta la conquista del poder, mucho más radical.

Sin embargo, mi opinión personal es que... las elecciones nunca nos darán la victoria. No sólo porque no lográsemos articular una mayoría suficiente, sino porque y principalmente no nos dejarán ganar. Por eso no me cansaré de decir y repetir que los partidos comunistas que realmente lo sean deben estar preparados para realizar actividades de infiltración, agitación y propaganda (incluyendo la clandestina y hasta subliminal, mucho más eficaz que los panfletos y los carteles pegados en la pared) en todas las capas sociales, en todas las estructuras de la sociedad, desde la fábrica al cuartel, pasando por la oficina, con un discurso adaptado a los tiempos modernos que sea comprensible por gente actualmente desclasada y sin preparación ideológica. También abogo porque se estudien los mecanismos de acción y ejecución de las revoluciones de color, buscando la manera de hacer nuestra propia revolución de color... rojo. Y esto de cara a un posible futuro escenario revolucionario, que si bien es actualmente imposible, podría dejar de serlo en el futuro, máxime si como parece la crisis no sólo va para largo sino que sus consecuencias (la pérdida del Estado del Bienestar) serán permamentes. No podemos dejar que el malestar causado por la crisis sea capitalizado, como está pasando, por la extrema derecha.

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Albert-ChrisRenko dijo...

La actividad por parte de los partidos comunistas es necesaria porque las revoluciones no se hacen solas, no bastan con condiciones objetivas si las subjetivas no se dan. Si Lenin y otros se hubieran sentado limitándose a esperar que el pueblo acudiría a ellos, jamás habría habido un Octubre.

pero hay más. El capitalismo, por su propio desarrollo, parece llamado a destruirse, como un adicto que no puede pasar sin su peligrosa adicción. La cuestión es si en el proceso acabará provocando un desastre de dimensiones difícilmente calculables ahora mismo y en qué lugar dejaría a la clase trabajadora. Ni Marx ni Lenin concibieron ni la creación de arsenales nucleares de devastadora capacidad destructiva ni los efectos de un cambio climático acelerado y empeorado por la actividad industrial humana, ni que la naturaleza depredadora del capitalismo pudiera poner en peligro el ecosistema en que vivimos.

No digo que todo vaya a terminar con una guerra nuclear, no lo creo así; pero es mucho el riego de que el capitalimo actual decida continuar por la misma senda mientras le sea posible (de momento lo hace y cada cumbre sobre el cambio climática básicamente sirve sólo para fijar la fecha de la próxima cumbre), consumiendo como si los recursos fueran infinitos y tratando de crecer a cualquier precio en una especie de huida hacia delante; en tal escenario la producción industrial y la población crecerían hasta que la combinación del agotamiento de los recursos naturales y cambios del medio ambiente eliminasen la capacidad del capital para sostener la inversión, haciendo que el capital industrial se deprecie a mayor velocidad dde lo que la nueva inversión pueda reemplazar. A medida que cayese el capital industrial lo harían la producción de energia, los servicios sanitarios, la producción de alimentos, reduciendo las expectivas de vida y aumentando la mortalidad. El capitalismo, en su afan depredador, podría devolvernos a un nivel de vida similar al del siglo XIX.

Es un escenario nada descartable, por lo que en cierto modo urge motivar y despertar a los trabajadores, no sólo por la necesidad moral de acabar cuanto antes con un sistema capitalista injusto y causante de sufrimientos, sino porque ese propio sistema capitalista pone en peligro la sociedad misma y el tiempo de que se dispone no es ilimitado.

Saludos rojos, camaradas.

JL F dijo...

Cierto, camarada, que hay que adaptar el discurso, los medios, pero no las ideas. Sin embargo, es dificil que teniendo un programa A y otro B las cosas funcionen, porque el programa B seria conocido finalmente por la burguesia y utilizado para criminalizar, como no han dejado de hacer hasta ahora. En todo caso, lo cierto es que hay que adaptar las formas al ritmo de la sociedad, al menos en Europa y el mundo mas desarrollado. Sin embargo, no hay que olvidar que Europa y EEUU suponen una parte nimia del mundo, y que gran parte de la poblacion mundial no tiene acceso ni a internet ni, tampoco, a un ordenador. Yo sigo pensando que el principal problema son los propios comunistas, que en su mayoria estan dominados por la mentalidad burguesa y han renunciado al principio basico de todo militante: el continuo aprendizaje, el trabajo colectivo, el sacrificio, el riesgo, la autosuperacion. Pienso que la lucha de clases que se da fuera solo puede ser enfrentada con exito cuando hacemos una, podriamos llamarlo asi, lucha de clases interior, enfrentandonos contra el burgues que todo europeo, norteamericano o persona que vive sometido al bombardeo propagandistico (sutil o directo, pero continuo) llevamos dentro. Solo asi podremos renunciar a las falsas necesidades impuestas desde fuera y centrarnos en las necesidades reales propias y de nuestra clase. Cierto es que las condiciones objetivas no bastan para hacer la revolucion, porque las condiciones subjetivas cuentan y mucho. Por mucha crisis que haya, por mucho que nos esten empujando al nivel de vida de hace años, y que el modelo del futuro sean paises como Rumania o India, mientras la mayoria siga sometida a la necesidad de tomar una Coca Cola, a comprarse un video juego, un telefono movil de ultima generacion, un coche nuevo o hacer un viaje turismo-consumo como simbolo de libertad, como maxima expresion del bienestar, es bastante dificil luchar por la igualdad economica o por la toma del poder por la clase trabajadora para liberarse de la explotacion, conceptos que no solo la mayoria de la poblacion ni comprende o, ni siquiera, ha oido jamas, sino que tampoco tienen tantan importancia para muchos que se dicen comunistas.
Vuelvo a repetir que no se trata de derrotismo. Las condiciones nuevas estan ahi. Tu tienes razon en que tenemos que adaptarnos para aprovecharlas a nuestro favor, pero para ello es indispensable que los comunistas se comporten como tal, que lo sean, y que sepan que la lucha empieza desde uno mismo, y que el esfuerzo es, si cabe, hoy dia mucho mas duro que hace 100 años, porque los medios de informacion, de control, y de manipulación son infinitamente hoy más poderosos.
Y eso si. No hay que olvidar que hay millones de personas en el mundo que no tienen nuestras "comodidades" ni viven en un mundo tecnológico. Quizás por ahí es por donde pueden abrirse las nuevas grietas que hagan quebrarse el sistema, como pasa en Filipinas o en India.
En todo caso, como dices, aprovechar otros angulos del problema, como que el capitalismo lleva, evidentemente, hacia la destrucción, puede ser una táctica eficaz para hacer a la gente conscientes de que es necesario un cambio. Evidetemente, aquella estupida idea que argumentaba el mercenario Felipe Gonzalez para justificar su renuncia al marxismo, si es que alguna vez fue marxista, cosa que dudo, aquello de que el capitalismo era el menos malo de los sistemas, hoy en dia se puede contrargumentar facilmente. El capitalismo es, probablemente, el unico sistema capaz de llevar al mundo a su destruccion, si no lo evitamos. Por lo tanto, es el peor de los sistemas posibles, indudablemente.

Saludos Rojos

Saludos

Albert-ChrisRenko dijo...

No digo que tener un programa A y y programa B sea fácil, de hecho creo que es una tarea extraordinariamente difícil llegar al poer por varios motivos.

En primer lugar, a principios del siglo XX los medios de comunicación eran muy limitados, reduciéndose a la prensa escrita (ésa que cada vez se lee menos), por lo cual era relativamente sencillo contrarrestar la propaganda burguesa creando periódicos obreros, hojas volantes, panfletos, legal o clandestinamente si las autoridades no lo permitían. Montar una imprenta modesta era posible en un sótano y el coste era asumible por los partidos obreros de entonces. Hoy día la gente "alimenta" su cerebro a base de la televisión (las encuestas están ahí: el 80% de la gente sólo se "informa" a través de la televisión), y aunque el poder concediera licencia para un canal de televisión, su coste es sencillamente prohibitivo para un partido comunista. Hacer propaganda y llegar a la gente es mucho más difícl ahora.

No existe verdadera praxis ni teoría marxista en la gran mayoría de los partidos comunistas actuales, incluso los herederos del socialismo en los países del antiguo bloque socialista. Se han integrado en el juego electoral liberal y buscan el poder a través de las eleciones, con promesas como "romper democráticamente" con el sistema, reformarlo desde dentro, etc. A veces dudo de si realmente buscan el poder o simplemente unos cuantos escaños. El 7 de noviembre de 1997, Zyuganov dijo que el país estaba al borde de una situación revolucionaria (y la crisis asiática alcanzó a Rusia en 1998 llevando a una situación verdaderamente calamitosa)... para dejar caer luego que ya no eran tiempos de levantamientos. Yo pensé en su momento que se trataba de pura pose para no dar a la burguesía, al nuevo poder, argumentos del estilo "esos rojos siguen siendo los mismos quema-iglesias de siempre". Hoy estoy convencido de que Zyuganov hablaba perfectamente en serio. Pero no es posible romper con el capitalismo jugando con sus reglas.

Acaso haya quien recuerde que entre las jornadas de julio y el golpe fracasado de Kornilov, Lenin escribió sobre el posible desarrollo pacífico de la revolución, en aparente duda sobre las posibilidades de los bolcheviques; "posibilidad extraordinariamente rara en la historia y extraordinariamente valiosa, excepcionalmente insólita" escribió Lenin. El golpe de Kornilov lo cambió todo y le hizo comprender que los bolcheviques podían y debían tomar el poder sin concesión ni cesión alguna.

Si Lenin hubiera conocido lo que depararía la historia, y cómo incluso en aquellos lugares donde la llegada al poder se hizo de forma pacífica (España 1936, República Dominicana 1963, Chile 1973), dentro de la legalidad burguesa, en ocasiones meras alianzas coyunturales de marxistas y liberal-progresistas, y cómo el gran capital utilizó todos los medios a su alcance, desde el acoso económico hasta el golpe militar para acabar con esos gobiernos democráticamente elegidos, no habría llegado a escribir nada sobre la un hipotético desarrollo pacífico de la revolución porque tal desarrollo es sencillamente imposible.

[sigue...]

Albert-ChrisRenko dijo...

Gran problema, pues, que los partidos comunistas han dejado de serlo en la práctica. En 1917 teníamos a Lenin y los bolcheviques, un partido inicialmente poco numeroso pero formado por verdaderos revolucionarios, que fue creciendo en número e influencia en pocos meses. Un partido de verdadera vanguardia capaz de ser el estado mayor de la revolución. Gente que sabía lo que quería y cómo conseguirlo. ¿Y qué tenemos hoy en el mismo lugar? A tito Zyuga & Cía. Un partido de acomodados, cuyas únicas actividades propagandísticas se limitan a vender (o incluso repartir) en la calle panfletos y periodicuchos de cuatro páginas (literalmente). Cada vez que hay elecciones, el Partido Comunista de la Federación Rusa coge una pataleta, que si Putin es muy tramposo (últimamente ni siquiera critican directamente a Putin, critican a Medvedev, como si la política de verdad, la importante, no la hiciese el Presidente sino el primer ministro; pero en un sistema tan presidencialista el primer ministro es un mero testaferro del presidente), que si les han quitado votos... y hasta las próximas elecciones, en que vuelven a participar sabiendo que van a perder y que va a haber trampas, pierden y cogen una nueva rabieta. Y ahí acaba todo.

En el resto de países del bloque antiguo bloque socialista la situación es similar, por eso al Partido Comunista de Ucrania le ha pasado lo que le ha pasado, tan incrustado en la política del sistema burgués que cuando la situación le estalló en la cara y el sistema en el que se había integrado colapsó con la última edición de "revolución de colores" no supo reaccionar, intentó jugar a dos bandas dentro de la "nueva legalidad", oponiéndose "legalmente" al nuevo poder, llorando como un crío al que han quitado la bici sin que nadie les hiciera el menor caso hasta ser liquidado en la práctica. Un partido que hubiera desarrollado paralelamente a su actividad legal una actividad para-legal o extra-legal, infiltrándose en las diferentes capas sociales y organismos oficiales acaso hubiera podido oponer más resistencia. Una prueba de su ineficacia es que en el Donbass los comités regionales y locales del Partido apenas hicieron nada, la mayor parte del trabajo hecho por los comunistas allí fue a título individual o en pequeños grupos, los comités, la estructura del partido quedó paralizada. Así no se va a ninguna parte.

Han olvidado lo que dijo Lenin al llegar a Rusia de su exilio suizo: no se trata de hacer de juez entre el pueblo y las instituciones, sino de acabar con las instituciones del Estado burgués y crear otras nuevas en su lugar.

[sigue..]

Albert-ChrisRenko dijo...

Mencionas, camarada Forneo, los países de las llamadas economías emergentes, y también los países en desarrollo. Desgraciadamente, he de ser muy escéptico en cuanto a sus posibilidades reales. Seamos realistas: lo que suceda en el Congo, Camerún, Birmania, Sri Lanka o Paraguay no va a tener incidencia real en el núcleo duro de países imperialistas. Lo que sucede en Vietnam (con su propia versión de economía socialista de mercado, en gran parte similar al modelo chino) o Corea del Norte (cerrada en su ideología Juché, que los más puristas dicen que no es verdaderamente marxista) no tiene la menor importancia, como no sea para meter miedo exagerando sobre la propaganda de Pyongyang, que en ocasiones roza lo histriónico. ¿Qué pasó en Nepal cuando cayó la monarquía? Los comunistas, un verdadero arcoíris de comunistas con todas sus variedades eran mayoritarios en las primeras elecciones posmonarquía. Y sus enfrentamientos le llevaron a perder el poder a manos de la derecha. Pero, teniendo en cuenta las características del propio Nepal, incluso un gobierno verdaderamente comunista allí no habría tenido relevancia. En cuanto a países con economías emergentes como Brasil o India, lo cierto es que no tienen el potencial económico como para desafiar a las potencias imperialistas y lo que la gran mayoría de su población y sus líderes quieren es acabar integrándose en el grupo de países capitalistas desarrollados y consumir como nosotros. A título de ejemplo, en el estado indio de Kerala, los comunistas (en su versión maoísta) fueron el partido dominante, hasta perder las elecciones en 2011. Incluso donde tenían fuerza, pierden posiciones.

¿De quién dependen las elites capitalistas de la gran mayoría de países subdesarrollados, en desarrollo y con economías emergentes? Con la posible excepción de China, del núcleo de países imperialiastas de Occidente. Y aun así la economía china, seguda del mundo, es muy vulnerable pues depende en gran parte de factores exteriores que no puede controlar, como es la tasa de cambio del dólar/yuan, por tener parte de sus reservas en dólares, además de la influencia que el cambio de moneda tiene en la importación/exportación; el mercado de exportaciones (el mismo problema que Japón, por tener una economía dedicada en gran parte a la exportación); el precio del mercado de hidrocarburos (por su acelerado desarrollo económico que precisa cada vez más energía y carecer de suficientes recursos energéticos propios, obligando a importar gas natural y petróleo); el hecho de haber comprado gran parte de la deuda soberana de Estados Unidos, por lo que la economía americana afecta a la china.

Tomemos ejemplos prácticos. ¿Qué tendría más influencia, la llegada al poder de comunistas verdaderamente marxistas en Armenia, Bielorrusia... o en Rusia? Debido a su carencia de recursos económicos, su insignificancia militar, en definitiva, su carencia de proyección estratégica, la llegada al poder de comunistas en cualquier otra república ex soviética no tendría apenas relevancia y podría ser aplastada, bien por cerco económico, bien manu militari. La menos mala de las opciones (que dudo se lo permitieran por si acaso alguien más tenía la tentación de imitar) sería quedar aislado y paulatinamente empobrecido, pero si el objetivo era extender el comunismo, el solo hecho de quedar aislado significaría un fracaso. Sólo la llegada al poder de los comunistas en Rusia tendría capacidad de influencia sobre países de su entorno próximo y, quizás, más allá.

Otro ejemplo: ¿Comunistas en Alemania o en Eslovaquia? Independientemente de que en ambos países es harto difícil imaginarse la llegada de los comunistas al poder, un gobierno comunista en Bratislava no tendría ninguna incidencia real, mientras que en Berlín, por su peso económico y demográfico, sería más relevante.

[Sigue...]

Albert-ChrisRenko dijo...

Si tras 1917 los bolcheviques asumían como lógico que la revolución en Londres y París conllevaría inevitablemente la extensión de la revolución a sus imperios coloniales y su emancipación convertidos en países socialistas, si aceptamos que las elites capitalistas de países subdesarrollados, en desarrollo y con economías emergentes dependen del núcleo de países imperialistas, la conclusión es muy obvia: sólo derrocando el poder burgués en los países imperialistas clave será posible liberar y emancipar al resto del mundo.

El historiador y teórico militar prusiano Clausewitz dice: "Podemos establecer como principio que, si conquistamos a todos nuestros enemigos mediante la conquista de uno solo de ellos, la derrota de éste debe considerarse el objetivo de la guerra, ya que con él acertaremos en el centro de gravedad de toda la guerra". Y aunque aquí no se trata de una guerra entre naciones, sino entre clases sociales, el principio apuntado por Clausewitz es igualmente válido: sólo el derrocamiento del poder burgués en los países del núcleo duro imperialista tendrá incidencia realmente mundial y conclusiva en el sentido de terminar definitivamente con el poder dominante burgués. Por eso mismo, los esfuerzos deben ir encaminados a la victoria comunista en países con gran potencial económico y militar, con influencia, con capacidad de proyección estratégica en lo económico y lo militar.

Por último, y volviendo al principio, indudablemente que el programa B, el real, sería conocido por la burguesía, antes o después. ¡Cuento con ello! Si no lo conociesen ni se asustasen sería indicativo de que algo ha salido mal. Ya hace años dije, y me reitero, que me decepcionaría profundamente si los comunistas regresasen al poder y no llevasen a cabo represalias. Y para ellos no haría falta desempolvar el viejo código penal soviético ni de los demás países que fueron socialistas, bastaría con aplicar el código penal actual, ignorado, violado y pisoteado por los mismos que lo redactaron tantas veces como sus intereses así lo han requerido. Del mismo modo podría recurrirse a la nacionalización de los sectores clave de la economía y a expropiaciones, básicamente sin tener que pagar ninguna indemnización, porque las privatizaciones fueron hechas de forma fraudulenta e ilegal. Y podría acometerse la prohibición de partidos políticos, algunos directamente (caso de partidos abiertamente fascistas, neofascistas, ultranacionalistas y racistas, usando el código penal) y otros andando el tiempo. Bajo ninguna consideración se les puede permitir tener una existencia política independiente que sirviese para poner palos en las ruedas al nuevo gobierno comunista.

Saludos rojos, camaradas.

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